Por fin tengo mis queridas DRZ y F650 GS arregladas, puestas a punto y listas para devorar kilómetros.
Hace tiempo que con la DRZ no tenía más que problemas: subidas y bajadas de ralentí, se calaba mucho, etc. No eran problemas de los que te fastidian una salida, pero sí que te tienen en tensión aunque no te des cuenta, a ver con qué diablos te va a salir la dichosa moto ahora. Ha sido llevarla al mecánico, hacerle una buena puesta a punto, y los problemas han desaparecido como por arte de magia. La moto funciona como cuando se acabó de comprar.
La semana pasada disfruté con ella como hacía mucho tiempo que no lo hacía: simplemente olvidando que conduzco una moto. Me pude concentrar al 100% en las sensaciones, en el paisaje, en la ruta... y la historia se ha repetido esta mañana con la BMW, una vez que se ha arreglado, que era una tontería (menudo chollo se hubiera llevado el que me la hubiera comprado) y hoy también he podido disfrutar de ella como hace muchos, pero muchos meses que no lo hacía. Simplemente olvidándome de la moto. Ni problemas, ni petardeos, ni porras: va como un reloj alemán.
Hay profesionales que no deberían jubilarse nunca.