Venga, pues vamos a por anécdotas, ya que nos ponemos románticos. Hay un alemán con una BMW y una guitarra en mi lejano pasado.
Yo era una inocente ratita de biblioteca que iba de camping con sus padres, como corresponde a toda buena chica que se precie, y tenía una Yamaha Top Jog 90 guardada en un garaje que me compré con mi primer sueldo y el carnet recién estrenado para ir a trabajar. Un buen día, en unas vacaciones en Andorra, conocido paraíso europeo del desenfreno (modo irónico), un motero solitario acampó junto a nosotros mientras echaba de menos mi querida Yamaha que tanta independencia me proporcionaba.
Conducía una BMW negra bastante vieja con matrícula alemana, no recuerdo el modelo, pero sí que era una trail, cargada hasta las trancas y llevaba atada una guitarra (mira que hay cosas más pequeñas para llevar en una moto). Montó la tienda de campaña y se alejó para ir a tocar su guitarra sin molestar, y nuestras miradas se cruzaron, nada, un momento, casi sin querer. Qué digo casi, era guapo a rabiar, o no lo llegué a saber porque casi me muero de vergüenza cuando me miró, ¿cómo podía estar solo un chulazo como ese? ¿cuántos países había recorrido? ¿qué historias podría contar su moto?
Pensé por un momento que podría echarle valor, acercarme a él, preguntarle de dónde venía, a dónde iba, dejarlo todo plantado ahí mismo e irme con él subida a la grupa de su moto sin decir ni adiós, dejando atrás unas vacaciones mortalmente aburridas en el camping de Pal, pero tenía muchos cacharros de camping por fregar.
Ni imaginaba que el vuelco que daría mi vida cuando me robaron la Yamahita, compré la Suzuki que 13 años después tan buen servicio me hace y un motero de Barcelona me explicó cómo salió huyendo para salvar su pellejo con su moto (otra BMW) perseguido por un pueblo cabreado al completo y un camello en Marruecos y me recomendó cambiar de moto. Y como decidí que aquel maravilloso motero era el hombre de mi vida también es otra historia que tiene lugar junto a dos motos, pero os la contaré en persona si me invitais a un par de birras.
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