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Ya lleva tacos
Por el camino, saliendo de La Paz, me encuentro con un motero que no pega mucho con lo que suele verse por allí ya que va con moto grande y perfectamente equipado pero con matrícula local.
Llegamos a una zona de control policial y me paro a su lado para saludar. Resulta que se trata de un ingeniero madrileño que lleva un par de años por allí haciendo túneles para las nuevas carreteras y que ha decidido tomarse la mañana del sábado para hacer unas curvitas.
Me dice que en ese control siempre piden el carnet de conducir y le digo que me lo he dejado con las maletas en el hotel pero que ya lo solucionaré. Me ofrece un cigarro mientras hacemos cola y al final paramos a un lado donde han muchos puestecitos donde venden comida y bebida. Me ofrece su carnet de conducir español para pasar el control pero tras su búsqueda se da cuenta de que tampoco lo lleva así que se acerca a uno de los puestecitos, compra cuatro Coca Colas y se las lleva a os guardias que las agradecen enormemente.
Cuando reemprendemos la marcha no nos piden nada y nos saludan muy alegremente.
José Luis me acompaña al comienzo la carretera antigua ya que su plan era ir a un pueblo a comerse una trucha. Allí nos despedimos aunque me invita a salir con el y sus amigos esa noche a la discoteca mas pija de la ciudad. Le digo que no tengo ropa digna y me ofrece dejarme algo que ponerme así que compartimos teléfonos y quedamos en hablar mas tarde.
Empiezo el descenso en solitario por la famosa Carretera de la Muerte que cuenta con la terrible cifra de 4.000 fallecidos en sus menos de 80 años de historia. Se trata de un camino de tierra que en algunos puntos no pasa de los 3 metros de ancho y que representa un camino de bajada de unos 32km. con un desnivel acumulado negativo de cerca de 2.800m.

El trazado es un continuo serpenteo por la ladera de las montañas y en casi todo su recorrido tiene como inseparable compañero un cortado en el lado izquierdo que llega a tener 800m. de caída libre.
En la actualidad han construido una nueva carretera por lo que el viejo “Camino de la Muerte” se ha transformado en una ruta turística y ahora si, cuenta con guardarrailes en muchas de sus curvas mas peligrosas. Este lujo no existía años atrás cuando se tenían que cruzar camiones o autobuses en direcciones opuestas casi siempre con el camino mojado y rezando por que no cediera el talud a su paso.
Por desgracia el talud cedió demasiadas veces y en el peor accidente de la historia de Bolivia murieron a la vez mas de cien personas al despeñarse dos autobuses.
Una curiosidad de esta carretera es que se circula por el lado izquierdo porque se supone que los camiones mas pesados venían desde el valle a la capital y porque así los conductores que bajaban podían ver por la ventanilla la distancia que separaba sus ruedas del abismo.
Esta es un poco la historia negra de esta carretera y que cuando te paras a pensarlo te dan escalofríos porque la gente moría, como en otras partes del mundo, por haber tenido la mala suerte de nacer en el sitio equivocado.
Eso si, que nadie os cuente ahora su paso por la misma como algo casi heroico porque como os he contado se ha convertido en una vía turística donde bajan cada día cientos de bicis y que presenta en la actualidad mucho mejor estado de conservación que cuando era la única forma de llegar al valle.

Vale que tiene sitios con caídas enormes pero a mi personalmente me daría un poco igual matarme desde 20 metros de cualquier otra carretera que desde los 800 de caída libre de esta. Es mas, puestos a escoger prefiero los 800 que por lo menos te da tiempo a fliparlo un poco en el aire antes de morir.
Tiene vistas muy bonitas en algunos puntos y en esta época es curioso ver como puede llover en un punto y hacer sol tan solo dos kilómetros mas adelante. En algunos sitios se ve la nueva carretera que par mi es una de las obras de ingeniería mas impresionantes que he visto y que particularmente me gustó mucho mas que la vieja.
Y es que cuando llegas al final y pasas por caja (25 Bolivianos por turista) te toca volver a subir por la nueva y para mi gusto las vistas son mucho mejores desde los mas de 50 puentes en curva construidos para superar las paredes casi verticales de las laderas.
Eso si, a la vuelta me topé con otro control y enseguida vi a los guardias con ganas de tocarme un poco el bolsillo. Uno de ellos con una risita cabrona me dice que tengo que presentar en una caseta el pasaporte, el “permiso de manejo” y el resguardo de haber pagado el peaje a la ida. (que os recuerdo que las motos no pagan) Así que como me dice que lo presente en otro sitio le respondo muy sonriente que no hay problema que tengo todo lo que me pide.
Me acerco a la caseta y le doy al otro guardia el pasaporte y los papeles de la moto porque pone “Permiso de Circulación” y por suerte el tipo ni lo mira y se piensa que es mi carnet. Este no me pide el recibo del peaje porque está claro que no hace falta así que cando me devuelve todo me monto en la moto rápido y arranco mientras el otro venía a por mi diciéndome algo del peaje que por supuesto no quise ni oír ni mucho menos parar y mirarle. No hay en todo el país un vehículo que pueda alcanzarme en esa carretera así que me escapé porque estoy seguro de que quería joderme. ¡Ahítedenporculo! ¡Cabrón!
Para volver a La Paz hay que pasar otra vez por el puerto a 4.650m. y no se si porque estos días no me estoy encontrando muy bien de mi enfermedad del estómago o por subir tan de golpe desde 900m. en el valle o por el frio que hacía con una espesa niebla y lluvia pero lo pasé mal en ese último tramo. Me estaba quedando sin fuerzas y medio dormido pero parar en esas condiciones no era una opción así que lo superé porque no había mas remedio.
Al llegar a La Paz me fui encontrando mejor pero me encontré una ciudad que parecía recién bombardeada. Había caído una granizada terrible y se podía ver aun restos en las cunetas. Las calles eran puros ríos y la corriente había dejado todo lleno de piedras como puños. Por suerte para mi ya no llovía y los coches circulaban despacio esquivando los pedruscos así que pude colarme entre ellos, esta vez sin maletas y llegar rápido al hotel.
Cuando entré en calor otra vez me fui a guardar la moto y cenar algo por el barrio. Eso si, en esta crónica entendedme si no os hablo de mis intentos de ligoteo porque por decirlo de una forma suave… las bolivianas no son mi tipo. Me guardo el comodín para cuando vuelva a Chile o Argentina.
Aun así me di varios paseos por la ciudad que exceptuando su tráfico rodado es una ciudad tranquila y que me ha gustado mucho.
Por la mañana fui a por la moto y la acerqué al hotel. Hice un rápido mantenimiento y engrase de cadena y me dispuse a cargarlo todo otra vez.
No había dicho nada pero tengo un problema con el disco de freno trasero de la moto. No quise comentarlo por no alarmar a nadie con eso de hacer la Carretera de la Muerte sin freno.
Los frenos de mi moto son de la marca Brembo, supuestamente los mejores del mundo y en concreto llevo discos de los denominados flotantes. Esto es que el disco de freno no es macizo de una sola pieza sino que está formado por el propio disco, una pieza de otro material mas ligero que va atornillada al buje de la llanta y están unidas las dos piezas mediante unos casquillos. Este sistema en teoría mejora la frenada porque los casquillos hacen que el disco tenga una mínima holgura para adaptarse perfectamente a las pastillas.
Bueno pues mi disco trasero ha pasado de ser flotante a hiperflotante porque los casquillos han cogido muchísima holgura y me da miedo frenar con el trasero por si llega a romperse el disco del todo con consecuencias dramáticas.
Por suerte en mi concesionario están al tanto del problema y están en vías de enviármelo de forma urgente aunque eso de urgente…. en Sudamérica tiene otra acepción diferente a la europea y además tendré que pagar por la importación y mas de 200€ por el envío urgente. ¡Mas ruina para mi mochila! Pero llevo unos días sin usar el freno y no me gusta nada así que no queda mas remedio porque en Bolivia no lo tienen y me dicen que tardaría mas de un mes en llegar y en Perú tampoco.
La salida de La Paz aun siendo Domingo volvió a ser un caos increíble porque otra vez me topé con varios mercados y porque si bien los bolivianos son muy majos y amables, sufren una transformación enorme cuando se ponen al volante y entonces no respetan nada ni a nadie y montan unos líos absurdos porque por ejemplo a uno se le ocurre dar media vuelta en una avenida de seis carriles y ponerse a circular en dirección contraria. ¡Atomarpolculo! Para qué contaros lo de que se ponga el semáforo en rojo y aun así pasar veinte coches para dejar totalmente bloqueado el cruce. Eso es lo mas normal del mundo y así tienes en un segundo a medio millón de coches pintado porque deben de pensar que así se soluciona antes el problema.
Al principio me lo tomé con calma y paciencia pero cuando llevaba hora y media de atasco y atormentado por los millones de pitidos decidí pasar a la acción y a colarme por cada hueco que encontraba, incluso aceras y medianas de las avenidas.
Algunos idiotas te meten el morro en diagonal entre mi moto y la maleta. De esta forma ni yo ni ellos podemos avanzar así que los miraba y les decía ¿Bien no? Y esperaba a que diesen macha atrás. Otras veces ya no me aguantaba y empezaba a usar el arma secreta en estos países que son los megajuramentos. No falla, a un boliviano te pones a gritarle cagándote en cosas sagradas y ponen una cara de susto que no veas.
Claro que luego la divinidad se venga de mi por usar este arma secreta tan malsonante y no para de lloverme en todo el camino pero es que hay que verse allí metido para entenderlo.
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