Me parece lamentable la actitud de esos energúmenos (los que se lían a porrazos). Por fortuna no somos todos iguales, y sólo unos pocos los impresentables, aunque la fama la tengamos que llevar todos lo que vamos en dos ruedas. Falta saber que movió al del coche a salir de esa manera escopeteado, que tiene pinta de haber actuado por pánico frente a la actitud de cuatro gilipollas, hablando claro.