Dicho y hecho.
Salimos con sol dirección al valle del Trubia con idea de patear el concejo de Teverga, de sobra conocido, pero que nos mola volver a visitar de vez en cuando.
A mitad de camino, como siempre, cambio de planes sobre la marcha, cojo el desvío hasta Castañeo del Monte, pueblo que tengo ganas de conocer desde hacía tiempo, y enfilamos hacia allí.
La subida muy hermosa, entre frondosos bosques de hayas, robles y castaños, para hacer honor a su nombre.
Desde allí tenía intención de seguir hasta Perlavia, pero me comentaron los lugareños que ni se me ocurra.
Sin ganas de demasiados berenjenales, bajamos entonces en dirección a Proaza, pasando por una serie de pueblos desconocidos para mi, de los que no puedo recordar los nombres, pero si sus bellos paisajes, pintorescas casas y cabronazos perros, que querían hincar sus colmillos en nuestros jamones.
Atravesamos pues, los concejos de Santo Adriano y Proaza, para volver a coger la carretera que antes habíamos abandonado.
Durante todo el día nos cruzamos con mogollón de moteros. Como se nota que llega el buen tiempo. Otras veces no nos cruzamos con nadie en todo el día.
Y llegamos a Teverga.
Visitamos algunos de los pueblos en los que desde muchos años atrás tenemos muy buenos recuerdos: San Martin y La Plaza, Carrea, Fresnedo, Villa de Sub, La Focella... y en especial San Salvador de Alesga.
Paramos en Casa Manolo (otro santuario para los fartones) a comer una ensalada y descansar un rato:
Desde allí, atravesamos un remoto pueblo, en dirección a la montaña, hasta llegar a un alto que tiempo atrás descubrí por casualidad y me gustó mucho.
El camino estaba reparado desde la otra vez que había estado (pasaron unos 4 años), incluso hormigonado por momentos.
El paisaje, como siempre, espectacular y verde.
Seguimos hasta lo más alto, meta ansiada desde hacía tiempo, y que me llenó de gozo volver a visitar. Las vistas, de impresión. Decir, que en algunos momentos un torito bravo se fijaba mucho en nosotros, seguro que pensando que somos unos cabr*nes por ir a tocarle las narices allí, a su casa, con lo bien que estaba con sus vaquitas y terneros...
Llegando a la gloria...
La meta:
Si os fijais en la foto anterior, aún se ven neveros en las montañas de enfrente, la sierra de los Gabuxeos. Detrás de la moto se ve perfectamente Peña Rueda.
Y una vez allí, aproveché de lo lindo para trailear por la zona... mmm.... que rico...
Tras disfrutar un buen rato de la zona, decidimos despedirnos del lugar, tirando por este camino
Otra vez en el asfalto, subimos hacia el puerto Ventana
Me quedé con ganas de en el alto coger ciertas pistas, pues aún tengo un asunto pendiente con algunas de ellas... pero para otra ocasión será, el tiempo pasa deprisa. Por cierto, algunas entradas a pistas antaño holladas por mi y mis artefactos mecánicos, se encontraban cerradas, sólo para uso ganadero (mal fario...)
Bajamos hasta Santo Emiliano, damos una vuelta por él, y descansamos un rato
También vamos hasta el pueblo de Pinos, donde he de volver este verano (otra cita pendiente) para hacer pistas.
Ya desde Santo Emiliano, tiramos hacia Puente Orugo, y atravesamos, todo por asfalto ya, las leonesas comarcas de Babia y Luna,por las cuales también me gusta mucho rodar pues sus paisajes son la bomba.
Recordais algunos la conversación que tuvimos hace poco sobre el origen de "estar en Babia"?
El embalse de Barrios de Luna en algunas zonas tiene un color poco esperado, aunque en la foto no se aprecia muy bien
Seguimos hasta La Robla, disfrutando del día tan de pasón que está haciendo... y llegamos hasta Santa María del Puerto, donde paramos a descansar otro rato y refrescarnos un poco en la fuente que está frente a ella, cuyo agua, por cierto, pasa por debajo de la iglesia antes de salir por el caño.
Desde aquí al puerto de Pajares, poca distancia ya.
En esta zona siempre hay mogollón de motos, sobre todo "R", y en especial en el chiringuito que está frente al parador, y en el bar de Campomanes.
Poco a poco nos vamos acercando a casa y la excursión va viendo de cerca su fin.
Paramos antes de recoger en Mareo y en Deva (ya en Gijón) para dar el último voltio de hoy, y p'a casa.
Al final, unas 9 horas danzando, y unos 400 km recorridos.
Jo, que bien lo pasé.
Saludos a todos, y hasta la próxima.
Como siempre, espero que os haya gustado la crónica y las fotos y os haya entretenido un rato.
A ver para cuando una en la seamos varios!!
Chus.
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