Pero que muy mal trago... además de copiloto, buen amigo.
Está visto que nadie sabe donde tiene el destino. Ni coches ni motos, ni pilotos ni copilotos. Por lo menos Magne murió haciendo lo que más le gustaba, puestos a tener un accidente mortal de tráfico, y lo último que vio fue la belleza del desierto y no un atasco en la M30 o en las Rondas.