DÍA10 Orange - Carcassonne - 250Km - 3h

Hoy poca moto, toca llegar al cutre-hotel pronto, desembarcar e ir a visitar La Cité.



Bueno, ya adelanté en la crónica del día anterior cómo amanecimos el décimo día. La lluvia había durado toda la noche y no habíamos pegado ojo. Yo estaba con la paranoia de que estábamos "cerca" (no sabía cuánto) de un río y no había cesado de llover durante muchas horas... En fin, que a las 7:00 AM dijimos basta, nos decidimos a recoger lloviendo y para nuestra sorpresa paró, lo justo para que recogiésemos el 90% de las cosas. De repente volvieron a caer gotas como puños, de esas que con que te den tres te mojan. Embutimos lo que quedaba de mala manera y corrimos hacia los fregaderos. El camping era un pantano. Metimos la moto dentro de los fregaderos - quien tenga cojones que me diga algo - y guardamos más ordenadamente nuestros enseres, nos secamos (nos habíamos mojado enteros) y esperamos un poco a ver si paraba... pero no ibamos a tener tanta suerte. Pues nada, arreando.
Salimos del camping haciendo el romaniacs navegando los charcos que ocultaban agujeros llenos de grava gruesa. Fuera del camping estaba el equivalente a protección civil, osea que no era cosa nuestra, había caído mucha agua.

Sea como fuere, en 5km habíamos dejado todo eso atrás y teníamos un calor de morirse.

Llegamos a Carcassonne ciudad moderna a nuestro hotel y dejamos trastos. Comimos y nos dirijimos a la ciudad antigua, La Cité.

Bueno, la ciudad es de cuento, tanto que parece de mentira (pero no lo es). Nos dejó un sabor agridulce. Creo que ya he comentado lo que nos gustan los lugares turísticos, las aglomeraciones de gente, etc, etc, verdad?
No es que nos sorprendiese ni mucho menos que en verano aquello estubiese hasta la bandera de guiris, pero lo que vimos en el interior de las murallas de la ciudad no tiene nombre...

Se puede acceder al recinto amurallado de forma gratuita. Lo que vas a ver te lo ceunto ya: toldos de bares, gente, mesas y sillas en el puto enmedio de la calle que imposibilitan que andes, más sombrillas y tiendas de souvenirs sin sentido, heladerías.... un desastre... han destrozado el encanto de una ciudad medieval reduciéndolo a una zona de bares. Si eres VIP, puedes pagar una entrada y acceder al castillo o lo que sea que corresponde con las fotos que veréis a continuación.






Es muy bonita y te entretienes un buen rato caminando por las estancias y las murallas








Cuando consideramos que ya lo habíamos visto nos retiramos al hotel. Mañana tocaba el viaje de vuelta y necesitábamos dormir.