Hola nois:
Gracias Kokanjai por compartir esta reflexión-metáfora tan bonita, llena de sabiduría e indicadora del sentido que entre todos, hemos de dar a la vida, a nuestras vidas.
Podría acabar mi comentario aquí, con lo que dices es suficiente, sobra todo lo demás.
Pero...siempre hay un pero...una vuelta de tuerca más... Por ejemplo: Que queremos decir cuando hablamos de amor?
Si, todos lo sabemos, o por lo menos eso creemos, pero como bien sabes hay muchos tipos diferentes de amor.
Creo que lo que tu quieres decir es que la clave está en la comprensión...
Cuando entendemos que las causas por las que sentimos dolor, ante lo que los demás nos puedan hacer, pero sobre todo por lo que nosotros sentimos que los demás nos hacen, tienen su fundamento en la ignorancia, de los demás o en la propia, es cuando en realidad podemos empezar a curarnos, a hacer de esa herida cicatrizada, esa preciosa perla nacarada que debería ser el objetivo de nuestras vidas como seres humanos en este bendito planeta Tierra.
Decía un viejo maestro que en realidad, más allá de lo que las apariencias puedan mostrarnos y nuestra mente aprehender, nada, nadie puede hacernos nada malo, o doloroso, porque en realidad yo-tu-nosotros no tenemos otra existencia que Su existencia, somos como fantasmas, como los músicos que parecen estar en el centro de la sala cuando escuchamos un equipo estereofónico bien calibrado...o como ese “marcianito pequeño” que tenemos en el interior de nuestra cabeza y que parece estar a los mandos de todo al que llamamos yo.
La IGNORANCIA de los seres íntimamente interrelacionados con todo lo que existe que en realidad somos es la fuente del dolor, solo con la sabiduría-comprensión de esa realidad podremos dejar atrás, superándolo eso que nosotros llamamos dolor y que en realidad no es sino Su forma de hacernos volver al sendero de la “perlificación”.
Un abrazo.
V'ssssssssssss![]()