Domingo 29 de Junio por la mañana. Merayo viene de O Burgo (Coruña) y yo, minicap, de Ferrol. Quedamos en Betanzos para dirigir nuestros pasos a Sobrado dos Monxes (Sobrado de los Monjes). Unos cafés en la plaza del pueblo y, pasando un poco de las 10:30, tomamos las motos y las encaminamos a la fachada del monasterio a por la foto de rigor.
El monasterio de Sobrado dos Monxes aparece citado en los escritos ya a finales del siglo X con el nombre de San Salvador. En el siglo XII es entregado a los monjes cistercienses. Sucedidas épocas de esplendor y otras de decadencia, en 1966 se recupera la vida monástica.
El interior se puede visitar y dispone de albergue y hospedería (información aquí: http://www3.planalfa.es/sobrado/)
Pero nosotros vamos un poco justos de tiempo así que abandonamos el pueblo crecido en torno al monasterio, pasamos de largo por la laguna y nos internamos en los primeros barros del camino de Santiago que pasa por aquí. Tal vez era muy temprano para un domingo pero apenas nos cruzamos peregrinos.
Salimos de la sombra de los árboles y buscamos pistas más abiertas. Siempre hacia el norte, prácticamente en el límite provincial entre Coruña y Lugo, largas rectas de buen piso nos invitan a subir la velocidad media.
A la salida de una curva ¡fiusss! nos cruzamos con dos motos blancas a toda pastilla, una BMW monocilíndrica y una Yamaha. De noche, por un mensaje privado, supe que eran Mómaro y Albepa de reconocimiento.
Cuando tenemos la carretera a la vista, torcemos para tomar un poco más de campo y aparecer en la nacional sexta, ahora en tierras de Guitiriz (Lugo). Solo un kilómetro de asfalto nos lleva a la segunda parte de la ruta.
Justo cuando entramos en la Serra da Loba (Sierra de la Loba) empieza a llover. La pista se vuelve más pedregosa y empinada y el GPS en el que llevo el track, que venía fallando, se apaga definitivamente. Damos algún rodeo pero sé que no nos perderemos, hay que ir hacia el norte, siempre al norte. Eso sí, nos toca alguna pista más técnica, más delicada, pero nada que no puedan superar nuestras trails de los 90. Así llegamos a la Lagoa de San Xoán (Laguna de San Juan) donde hacemos una parada mínima. El lugar está habilitado como área recreativa con mesas, bancos de piedra y lugares para barbacoa. Pero el día no está para fiestas, la lluvia arrecia.
De nuevo en las motos, ya no pararemos más; pasaremos de largo el mirador, las huellas de Roldán y la ermita de San Vitorio de Cambás. Ahora el agua cae con fuerza.
Ya en tierras de Monfero, cruzamos el parque eólico del pico de Vales, alguna pista más y los últimos cuatro kilómetros por carretera. ¿Carretera?: pista asfaltada, estrecha, húmeda, resbaladiza de suciedad arrastrada por la lluvia.
Así, sobre la una de la tarde, llegamos a nuestro destino: el Monasterio de Monfero.
(Las últimas fotos son de merayo. A mí se me acabaron las pilas)
Fundado en 1134 por Alfonso Bermúdez y Pedro Osorio, inicialmente benedictino, poco después se convirtió cisterciense siendo dependiente de la abadía de Sobrado. Vivió sus mejores épocas en los siglos XVI y XVII para iniciar un declive que derivó en exclaustración en 1835. En 2003 el arzobispado cedió el edificio a la Xunta de Galicia que inició trámites para convertirlo en un hotel – spa pero, a día de hoy, el proyecto está parado. Destaca en su fachada barroca el ajedrezado de pizarras incrustadas en el granito y el escudo de Monfero incrustado en la única torre que se conserva de las dos originales.
Y ya está, era la hora de volver a casa (merayo tenía comida familiar y yo, también) afortunadamente sin lluvia. Faltó la contemplación pausada de los paisajes pero buena mañana de moto.
Os dejo con el vídeo:
Saludos, gracias por leer y un consejo: salir en moto, las rutas os están esperando.
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