Rotondas ¿Cómo que los Alpes no están en vuestra lista de destinos posibles??? Me dejas de piedra. ¿Por algo en especial pensabais eso? De todas formas me alegra que te lo estés replanteando. Ten en cuenta que nosotros en este viaje hemos recorrido una pequeña parte de esta enorme cordillera y que a lo largo y ancho de toda su extensión hay parajes que merece la pena recorrer, sobretodo en moto.

Bueno, sigo con la crónica. Como he dicho dia grande, por la mañana ha caido la ruta del Assietta y ahora afrontabamos la famosa subida al Sommeiller…

Tengo que reconocer que la afrontaba con ciertas dudas, ese tipo de temor que te hace sentir un hormigueo en la boca del estomago o a lo largo de la espalda….

La subida hasta el refugio Scarfiotti, la conocía de las veces que hemos subido a la reunión de la Stella Alpina, pero más alla de esos 2200 metros (aprox) no tenía claro lo que me podría encontrar…

El último pueblo, donde se acaba el asfalto:



¡Derecha!!!



Ahora una curiosidad:

Año 2014



Año 2007



jejeje

La primera vez que subes por este valle casi sobrecoge, sobretodo si es en el marco de la Stella Alpina, con motos de todo tipo y año subiendo y bajando.

En esta ocasión subimos muy solitarios. Solo vimos a los dos traileros (que luego resulto que también estaban en nuestro camping) y a los de las Super enduro casi al comienzo de nuestra ascensión mientras ellos bajaban. En fin debían ser las 3 de la tarde y claro los demás se recogían mientras nosotros, con nuestro horario español íbamos para arriba.



Llegamos a la altura del refugio y seguimos subiendo, ahora sabía que venían una serie de curvas muy seguidas y con bastante pendiente y alla que vamos. En el video y en general en el viaje di muchos gritos de alegría porque, creedme, cada vez que la Ural superaba una de estas curvas era una auténtica victoria:




Poco a poco subimos a zonas más “despejadas”, os dejo otra panorámica:

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La Ural seguía portandose, no os engañeis porque entre el propio video y el estabilizador de imagen se ve bién pero en realidad ibamos dando más botes que una pelota de baloncesto



Hubo momentos en que las pasamos canutas ya que el terreno rocoso y la fuerte inclinación impedían literalmente continuar a la Ural. De hecho en un punto (foto siguiente) Mª Angeles se tuvo que bajar para que yo pudiese arrancar y me dijo que si eso que subiese yo solo, pero aquí subiamos todos o ninguno así que en el primer “rellano” que pillé (poco más delante de donde estoy en la foto) paré a esperarla y continuamos subiendo juntos:



Aquí ya hemos superado la barrera de la vegetación estamos muy, muy altos y la Ural esta sufriendo mucho. Encima ya empieza a ser tarde, casi da miedo pensar en una avería o un percance….por suerte esos pensamientos no suelen ser recurentes y el deseo de llegar arriba es mas poderoso que nada:



Mirad, subiendo con más pena que gloria, pero subiendo al fin y al cabo. El motor de la Ural a pesar de mi invento iba “al limite” y se puede escuchar claramente al comienzo del video como apenas puede coger rpm:



Al final del video se ve como nos quedamos parados tras la curva….ufff. Ahí si que pensé que no iba a poder arrancar, pero retrocedimos para coger carrerilla y pudimos salir….¡Solo nos quedaba una última curva!!! Luego ya era un tramo casi recto.

Por suerte la Ural mantenía un poco de gas y pudimos pasar la curva, pero mirad como: hasta teníamos que empujar con el pié libre. Mª Angeles iba sentada en la derecha del side y haciendo el patinete con su pierna derecha y yo iba haciendo el patinete con mi pierna izquierda para ayudar aunque fuese un poco a la Ural que cabezona como nosotros se negaba a pararse pero tampoco podía acelerar, sencillamente el motor se mantenia en un pop-pop-pop agónico. Realmente llegamos “de milagro”:



¡¡¡Pero llegamos!!!!!!Uauuuuuuuuuuu



Vaya subidón, pocas veces en mi vida motorista he sentido tanta alegría.

Antes que nada cuidar un poco la máquina, aquí reajustando la carburación para la bajada:





Vaya panorama, nunca mejor dicho:

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Alegría desbordada:



No soy propenso a hacer “el payaso”, pero esto era una ocasión especial, hasta Pistón me mira como diciendo “pero que hace este tío, esto no es normal” Pero es que yo me sentía como si volase…..



Procuramos disfrutar del momento todo lo posible, sabiendo que es muy probable que no volvamos a pisar este suelo en mucho tiempo o quizá nunca….



Hay sensaciones que son difícilmente descriptibles, como el estar ahí arriba con ese aire helado cortándote cualquier trozo de piel expuesto, ese silencio sepulcral, esos paisajes increíbles ante nosotros…..realmente me habría gustado estar ahí durante más tiempo y poder hacer una pequeña excursión andando, pero se empezaba a hacer tarde y ya os he dicho que la Ural bajaba mas despacio de lo que subía…así que ¡nos tenemos que ir para abajo!

Eso si, antes de bajar Mª Angeles quiso inmortalizarse con la camiseta de motostrail en este fantástico lugar:



¡¡Adiós Sommeiller!!! Nos vamos



Ahora toca disfrutar de la bajada ya que la subida supuso bastante “sufrir”:

Una panorámica, otra de mis fotos favoritas del viaje, pinchad la foto para verla en grande y apreciar los detalles:

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Comenzamos el descenso y nos sucede como en otras ocasiones, que hasta que no haces la bajada no tomas conciencia de lo que has subido realmente:








Este es en mi opinión el tramo más difícil de toda la subida sin duda, no lo pudimos grabar de subida porque “bastante teníamos” pero en la bajada si lo hicimos. La inclinación era muy fuerte y las piedras entre grandes y enormes:



Aquí hay hasta alternativa, o pasar por el puente o los intrépidos pueden cruzar el cauce del riachuelo:





Seguimos bajando y aquí una foto y un video de la misma zona, sobre el refugio. Normalmente en la Stella Alpina hay que subir a por la medalla a algún punto entre donde estamos y el refugio que está allá abajo (depende de la nieve) y toda aquélla explanada está llena de tiendas y motos…





Una última foto delante del refugio para recordar nuestro paso por aquí otros años….



Como veis el sol ya empezaba a ponerse así que ya bajamos del tirón hasta abajo y al final llegamos al camping casi de noche, cansados, muy cansados pero muy felices. Celebramos el día con unas cervezas y unos chupitos de Wiskie y ¡a dormir!