Esta es la crónica de un viaje en plan tranqui, con mujeres incluidas y motos sin mucho preparo de campo en un principio.
Los planes eran los siguientes: otra pareja y yo, salimos de Jerez a Algeciras, y allí pillamos el ferry a Ceuta, y nos reunimos en Midelt con Uge.
Una vez cruzado el estrecho, seguir hasta Chefchaouen y hacer noche ya allí. Total unos 200 Km., asequible la primera etapa, pero en realidad fue bastante mas difícil de lo esperado.
De Jerez a Algeciras, bastante viento de levante, pero se soportó. Una vez en Ceuta, el cruzar la frontera supuso casi dos horas para rellenar tres papeles que hacían falta, y menos mal que dejamos que un ayudante de los policías marroquíes nos agilizase el papeleo, al que después hubo que darle un regalito (dinero).
De Ceuta a Tetuán, vía de doble sentido, vamos, una avenida de dos carriles, con personas por medio de la carretera, perros sueltos por todos lados y obras también por todos lados. Eso sí, una pareja de policías en cada rotonda.
Y llega lo bueno, salimos de Tetuán y pillamos carretera por fin, ya de noche. Vaya ventolera la que hacía subiendo la sierra que lleva a Chefchaouen, incluso nos llovió y todo, en fin, que llegamos a las 12 de la noche al hotel Toraghine, muy nuevo, y creo que vacío, y el recepcionista nos dijo que ya el cocinero se había marchado, pero muy amablemente él mismo nos preparó unos platos combinados y unas ensaladas. Qué rica está la Fanta de allí, es más dulce y de color naranja, y sabe realmente a naranja.
Lo peor es que no hay cerveza casi en ningún sitio.
Incluso se prestó a cuidarnos las motos por la noche, y así lo hicimos. Las metimos en el recibidor del hotel y echaron hasta la llave.
Sobre las 02:00 horas, nos fuimos a la cama, siempre hora española.
Ya por la mañana, pudimos ver lo precioso del paisaje. La verdad es que entre el mal tiempo de la noche anterior, y el cansancio, nos privó del precioso lugar en el que nos encontrábamos.
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Después del desayuno, continuamos la ruta en dirección Midelt a reunirnos con Uge (nos quedan mas de 400 Km.)
Ya se empiezan a ver montañas, y un paisaje precioso. A unos 150 km. De Midelt, nos sorprendió una ventolera de la leche que casi hace que nos caigamos. Tuvimos que pararnos y soportar el viento como pudimos.
Y ya cuando nuestros culos no soportaban más, paramos casi en medio de la nada a almorzar.
Bar típico de la zona con la carnicería al lado con el cordero colgando lleno de moscas. Aún así nos supo a gloria.
Una vez ya un poco descansados llegamos a Midelt y conocemos por fin a Uge y Señora, llegamos extenuados, pero hacemos un esfuerzo y nos vamos a Er-Rachidia, a un albergue precioso y muy barato.
Además, las vistas son excepcionales, y el personal amabilísimo.
Al principio íbamos con algo de miedo, porque habíamos escuchado comentarios e historias de la inseguridad y peligros de la zona, pero puedo decir que eso no es cierto, el viaje ha sido un desfile de gente encantadora, servicial y muy amable, vamos, que en Jerez hay mas peligro que allí.
Tras la fiestecilla que nos montaron después de la rica cena, a la cama, que al día siguiente toca ruta hasta el desierto.
No paro de decir que el paisaje es precioso, mejora a medida que continuas bajando por carretera, de en medio de la nada desierta, un palmeral.
Sábado por la mañana, desayunados y en ruta, achuchándole en las largas rectas, entramos en Efroud, La Puerta del Desierto, y hacemos una paradita en el mercado a mirar cosas, y yo a reparar una bota, que se me despegó un poco la suela.
Y llega el verdadero plato fuerte del mega-paseo, el desierto, y para empezar, una pista de 6 km. que nos ha de llevar a un albergue en las dunas. Nos encontramos en Erg Chebbi, a un tiro de piedra de Merzouga.
Al empezar la pista, estábamos eufóricos, la sensación es indescriptible, pero un poco más adelante, la arena que en un principio tiene una capa dura por la que circulamos sin dificultad, se convierte en grandes arenales, y excepto Uge que llevaba gomas de tacos, el resto estamos con mixtas y nos hundimos.
La Vstrom de mi amigo Javier, aunque es una gran moto, en tierra suelta le penaliza el peso y la poca altura, y casi se atasca del todo. El pobre llegó reventado.
Pero este pequeño mal rato tiene su recompensa, y vaya preciosidad. Juzgad vosotros mismos.
A 2 km. del albergue, era tal la de arena que había que tuvimos que bajar a las mujeres y que hicieran ese trozo andando. Las pobres, a 50 grados por lo menos que hacía, llegaron casi al límite. Se desplomaron en cuanto entraron por la puerta.
Lo del calor no os lo digo en broma, mirad las botas cómo se quedaron tras pisar un rato por las dunas, se despegaron completamente las suelas en las dos.
Durante el almuerzo, sobre las 17:00 horas, se empezó a levantar mucho viento, y unas nubes empezaron a amenazar de tal manera que empezó a llover y todo.
Tras la comida, de regreso a la carretera, con una pequeña tormenta de arena que ni dejaba ver. Las chicas las montamos en un todo terreno que las dejó a pie de carretera y allí las recogimos para evitar nuevos atascos en la arena.
En ese punto nos despedimos de Uge, que quería hacer una ruta por el Atlas. Vaya envidia que me ha dado el jodío, pero la Vstrom no puede por allí, y decidí continuar con este amigo que ya me había soportado casi 1000 km.
Espero que Uge se anime a poner las fotillos que haya echado por esa ruta, porque también deben haber sido fantásticas.
Nosotros ya empezamos a subir, y con algo de prisa, porque si no, no llegamos a tiempo de coger el ferry en Ceuta.
Volvemos a pasar por los bellísimos parajes anteriores, y poco antes de llegar a Rich, damos con este otro precioso albergue llamado Kasba Dounia, también con gente encantadora. Hasta nos pusieron un vigilante por la noche en la puerta a cuidar de las motos.
Ya de mañana, descansados y bien desayunados, compruebo el nivel de aceite, y partimos de nuevo, con la intención de llegar a Fes y hacer noche allí. (Otra paliza)
A estas alturas, el trasero ya no ayuda, y hay que hacer frecuentes paraditas a descansarlo. Aprovechamos para ilustrar lo que se pueda el viaje.
Pues conseguimos llegar a buena hora a Fes y damos un gran paseo por la Ciudad Grande, como la llaman allí. La circulación es caótica, bicis y motillos que se cruzan y se saltan los semáforos.
Tras visitar la medina, el mercado local de comida, que por cierto, estaba montado sobre un basurero-estercolero, volvemos a subir un poco mas buscando de nuevo Chefchaouen.
Nos quedamos a muy pocos kilómetros, en este precioso motel.
Mirad que pista para llevar tacos y subirla.
Camión de autoescuela.
La ciudad de Chefchaouen.
Y por fin, tras pasar por la caótica Tetuán, llegamos de nuevo a la frontera.
Y camino a casa, donde nos espera mi “niño” que nos hace una fiesta al vernos.
Un viaje maravilloso, con gente maravillosa como Javier y Uge (y señoras).
Lástima que llevásemos tan poco tiempo para hacerlo. Pero bueno, se puede volver…….
¿Quién se anima a ir de nuevo?
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