El sol anima a salir. No así la temperatura. Tomo medidas: Le pillo a mi chica sus guantes calefactados y pongo unas plantillas usb "orientales" en las botas. La bateria de la moto será generosa hoy.
¡Menudo motero!.. diréis. Breve intento de justificación: Por hacerme un lío con las mochilas ascendí el Cervino sin guantes.
A 18º bajo cero poso orgulloso en la cumbre (4478 m) pues apenas podia agarrar el piolet, mi seguro de vida en rampas heladas de 60º de pendiente. Pero los capilares de mis dedos ya no volvieron a ser los mismos. No es que no sienta las manos ahora con el frio, directamente me duelen como punzadas.
Con todo, una cima preciosa.
Explicado. Ahora a la moto. Al rato paso cerca de Francelos y el Miño
Sea el frio ambiental o mi mente calenturienta, presiento celestiales "apariciones" por el camino.
Vamos por carreteras que siempre son placenteras.
Aunque en algunos sitios hubiese cambiado de buena gana las botas por patines de cuchillas.
El cartel no pude leerlo, pero si una barrera no está cerrada... es que se puede pasar.
Vamos hacia las pozas de Tourón. Lo que era salvaje, agua y monte, se ha "domesticado" para mal.
Volvemos sobre nuestras rodadas dirigiendonos a Mestas.
Cruzando la aldea me pongo nostálgico con un R8 TS. "Tiene 43 años" me dice su dueño.
Superamos el pueblo y ya por monte la moto se dedica a pistear y piloto a empaparse de todo lo que ve.
La pista se vuelve algo insulsa y la dejo para otro dia. Bajamos pués.
Al querer dar la vuelta en una pista se me entierra la moto. Sin tracción, tardo un ratillo en sacarla. Gracias a ello entro en calor, mas bién me empieza a sobrar alguna prenda.
Vemos enfrente la orilla donde estuvimos hace un rato. Proseguimos y en un recodo paramos a observar la zona del río Cerves que me gusta especialmente.
El pueblo, al sol vigila sus cascadas.
Que se merecen un poco de zoom.