Tengo que ir a recoger un paquete a San Clodio, una capital municipal del sur de la provincia de Lugo; como cabe en en cofre y tengo la tarde, no lo dudo y voy en la moto.
Las 4 válvulas de disposición radial que retornan por muelles dobles helicoidales de paso variable dan un sonido inicialmente bronco a la culata, luego se dulcifica al calentarse el lubricante.
A través de la visera del casco la carretera se muestra espléndida. Es fácil disfrutar por aquí.
Veo un pequeño desvió que indica un cartel, acciono la maneta derecha y el disco de 256mm se ve retenido por las pastillas semi-metálicas sin amianto. Atravesamos 2000 años de historia.
Ahora “solo” son 500 años atrás: Castillo de Castro Caldelas.
Llegamos a Ribas de Sil y recojo con cierta emoción el paquete. El regreso a Ourense promete ser muy entretenido. Nos alejamos del río Síl -volveremos a encontrarnos- y ante el pliegue geológico de Lardeira paramos un momento.
Jugando con manos y pies estiro y retraigo los cables del gas y embrague a la vez que balanceo la palanca del cambio con un continuo subir y bajar entre la 3ª y 4ª velocidad.
Ascendemos entre castaños y luz.
Pasamos por Torbeo, un plácido lugar.
Comienza un descenso en busca de un mágico enclave.
La aldea de A Cubela se asoma al sinuoso abrazo entre río y montaña. Y como no, también admiro semejante despliegue de la naturaleza.
Tan despacio voy que este monocilíndrico de 644cc con relación de compresión 8'3/1 solo me permite ir en la primera relación del cambio para circular sin traqueteos.
Nos adentramos entre las hoy solitarias casas.
Evidentes ventajas de la moto: Este cartel no es para nosotros.
Abandonamos la orilla del río. He estado por aquí unas cuantas veces y no deja de hechizarme todo este entorno.
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