La lluvia tardó en llegar, pero cuando llegó fue para quedarse. Este fin de semana también tocaba agua, y aunque no soy alérgico a ella, tampoco soy un fan, así que me levanté en modo “dominguero”: tarde y buen desayuno.
Tenía que ver el nivel de aceite de la xr, así que me puse un vaquero y, en un ratillo que no llovía, salí a dar una vuelta para calentar el motor. En nada ya estaba al lado de un camino por el que a veces entro , y me dije “a ver como esta por aquí con tanta agua”… el resto os lo podeis imaginar: volver a casa, mirar aceite, vestirme apropiadamente, y “vuelvo para comer!!!”
Retomo el camino anterior y después de subir poco asoma la Ría de Pontevedra entre los eucaliptos, tan abundantes por esta zona:
Seguimos subiendo. A la izquierda, entre los árboles, se ve la Isla de Tambo. Hasta 2002 pertenecía a la Marina, y en la actualidad pertenece al ayuntamiento de Poio, aunque no es fácil visitarla.
Tomo una pista que me llevará hasta el Lago Castiñeiras. La última vez que estuve por aquí estaba lleno de eucaliptos. Se ve que tocaba “cosechar”…
El agua que ya no puede absorber la tierra (y por aquí absorbe mucha), fluye pendiente abajo
Curiosamente, la fuente no echa ni gota
Seguimos ascendiendo por pistas y carreteras muy rotas, prácticamente sin uso. Desde este punto, antes de la “cosecha” los eucaliptos impedían las vistas actuales: La isla de Tambo en el centro de la ría, con Marín hacia la izquierda
A la entrada de la ría, entre la lluvia, se intuye la isla de Ons
Mirando hacia atrás, veo la que está cayendo en Pontevedra. Por suerte, las nubes no corren hacia mí, así que por ahora me libro de la “ducha”
Poco después llegamos al lago de Castiñeiras, una bonita zona de ocio (¡sin eucaliptos!), que en verano tiene bastante gente los fines de semana, pero hoy es toda para mí (y para un perro y su dueño que pasean por la otra orilla).
Un poco más adelante, tomo otra pista que me llevará hacia mi destino: el Monte Xaxán
En algunos sitios, el agua que corre ladera abajo cae a la pista. Por momentos parece que el sol quiere asomar, arrancando destellos a las empapadas rocas
Llego a la cumbre, y la perspectiva del fondo de la ría de Vigo es impresionante
También se puede ver el mirador de Cotorredondo, situado al lado del lago Castiñeiras que visitamos antes. Lleva unos años cerrado, y es una pena, porque desde allí se podían ver las Rías de Vigo y Pontevedra.
Una panorámica
Se acerca la hora de comer, así que cojo camino de vuelta a casa. Al pasar por el lago de Castiñeiras, descubro un trono que parece lleva mucho tiempo esperando a su Rey
No resisto la tentación de averiguar que se siente al tomar posesión…
Me entran ganas de ordenar algo, lo que sea… pero no hay súbitos a los que dirigirme…así que vuelvo a mi “trono”, más plebeyo
Regreso a casa con una sonrisa de oreja a oreja, seco, en contra de lo esperado, y con los brazos “flojillos”… tengo que hacer ALGO de ejercicio.
Hasta la próxima.