Día 3: Meknes - Midelt
Primera etapa en la que abandonamos el asfalto, que es a lo que ibamos. Al rededor de 300 km. Los sesenta primeros discurren por carretera y a partir de Ifrane la ruta es principalmente off road, con algún tramo de "asfalto".
En el hotel coincidimos con un grupo de franceses, todos con maxitrails nuevecitas. Llevaban neumáticos mixtos y no pensaban pisar mucho la tierra, aunque estoy seguro de que también se lo pasaron bien.
Qué bonita es!! Por fin una moto de las de antes!! Eso es lo que se me pasó por la cabeza en aquel momento. Su dueño me ofreció probarla y aunque rechacé la oferta, si que me monté y la puse en marcha. Le falta algo de "ready to race" pero es una digna sucesora de la anterior.
Dejamos el remolque en el parking del hotel y nos fuimos de allí tan pronto como pudimos. Con la ilusión del primer día.
Miedo a los charcos?? La primera pista se coge con ganas, verdad?
Ya desde lejos parecía una de las famosas pistas de esquí que hay en Marruecos y... no nos pudimos resistir. Lo que en principio parecía una pradera cuesta arriba resultó ser una buena trialera llena de piedras ocultas, hoyos y muy, muy empinada. De la inclinación me di cuenta a la hora de bajar. De esas cosas que no se si volveré a intentar con la 990., jeje!!
Vamos cogiendo confianza y entonces es cuando vienen los primeros sustos. Un resvalón de esos que nos dimos todos a lo largo del viaje y la mala suerte hace que la BMW caiga sobre la rodilla de mi amigo. No iba rápido pero había piedras sueltas en una bajada revirada.
El daño estaba hecho y las consecuencias de aquella caida aun perduran, pero en ese momento no tiró la toalla una vez se recompuso volvió a los mandos de su moto y reanudamos la marcha. Lo de recuperar la confianza ya es otro tema.
Un espectacular "mendero" al pie del camino y sin necesidad pelearse con nadie para coger sitio. La parada se alargó más de la cuenta, pero el sitio merecía la pena. De los coches salíann mesas, sillas, comida, bebida fresca... Un lujo y un placer compartir viaje con esta panda de locos.
Una vez se sale del Medio Átlas, el paisaje se vuelve muy árido y el polvo llega a hacerse insoportable.
En un día claro, el Alto Átlas se puede ver desde que sales del bosque de cedros, pero esta vez no pudimos disfrutar de esa espectacular imagen hasta estar bien cerca y eso que teníamos delante el Jbel Ayachi con casi cuatromil metros.
La siguiente foto es de la última vez que pasé por ahí. El Átlas se veía espectacular.
En el acceso a la garganta de Jaffar se perdía la pista y cada uno íba por donde podía.
El camino que lleva desde el circo de Jaffar hasta midelt lo han arreglado y salvo porque no está asfaltado, parece una autopista.
Llegamos al hotel de día. Objetivo conseguido. Había ver el alcance de la lesión en la rodilla y valorar qué hacer al día siguiente.