Tengo un amigo que vuela. No, no es Superman ni se mete nada. Simplemente tiene un parapente y una mochila con motor y hélice. El engendro se llama Paramotor. Hablando de nuestras aficiones me dice que la suya es también trail, pero "trail de altura"
Pues ya que nos dedicamos a lo mismo, o algo parecido, usaré alguna de sus imágenes en vuelo para acompañar la crónica.
Pasamos por Ourense y despegamos. Luintra nos saluda con el homenaje a los afiladores que salieron de esta tierra para revivir cuchillos, tijeras y paraguas. Los hiper-chinos aún no existían.
No tardamos en liarnos por pistas para finalmente llegar a Moura y su poco conocido mirador. He determinado que la ruta de hoy será para miradores sobre el cañón del río Sïl con acceso solo aptos para una trail.
El sol aun bajo no ayuda con las fotos. Y mi colega no sobrevoló la zona de cerca.
Poco después la pista nos lleva a una roca erosionada de una manera poco común para el granito.
Si la pudiese coger parecería el “rey de bastos” pero me falta la fuerza de Obelix.
El Monasterio de San Esteban requiere una detenida visita. Pero aun nos queda mucha moto todavía. En la foto aérea anterior (Mirador de Moura) también se ve su fantástica ubicación.
El embarcadero de los catamaranes que recorren el cañón se encuentra hoy muy solitario, pero como siempre muy atractivo. Puedo estar mas cerca del agua que mi amigo el piloto.
Algo de asfalto y poco después una estrecha y entretenida pista desde Albergueria nos coloca en el mirador “Pe de home (Pie de hombre).
Llegar aquí sobre la moto sin molestar a nadie, mirar, respirar este aire matutino es un sereno placer.
Desde arriba también debe ser algo especial.
Desandamos la pista. Pasamos por algún pueblo en hora punta. Hay retención, ja ja. Luego la carretera también es una gozada.
Ni me bajo en el mas conocido mirador de Cabezoás. De cualquier modo imprescindible pararse y disfrutar del panorama con calma.... sea la primera vez o la enésima.
Oficialmente no figura en la lista turística de miradores ¡Mucho mejor! Me refiero a la Peña del Águila. Se llega por una descarnada pista. Un poco mas de recorrido de suspensión sería perfecto para esta Transalp.
Aquí un un pastor de la zona, el Sr. Jerónimo, decidió hacer un modesto refugio a un San Antonio de Padua que trajo de Vigo. El Lugar es fascinante.
Se entiende perfectamente la querencia del bueno de Jerónimo por esta atalaya. Y el placer del amigo volador.
Una pista que mantendremos en secreto, a través de un excepcional bosque, nos lleva y trae de los Balcones de Madrid. Un mirador con muchas visitas. Y se comprende.
Desde el cielo se confirman sus magnificas vistas.
Enlazo con la revirada y guapa carretera de A Teixeira. No siempre se percibe pero es inseparable del río y viñedos.
Tan pronto crucemos el puente estaremos en la provincia de Lugo. Serpenteamos con la moto con el aroma del vino de Amandi. Aun no asoman las uvas, pero están en el ambiente.
Allá arriba el paramotor nos revela el mirador que será despedida de la ruta.
Proseguimos por las tierras mas suaves que hemos rodado hoy…
aunque por poco tiempo, pues tan a gusto estamos sobre la moto que llegamos enseguida al último mirador de hoy.
Regresamos inmersos en esa brisa cálida y húmeda del Miño. Es ahora este río el que va acompañándonos los últimos veinte kilómetros a nuestra derecha. Algo mas arriba las cosas tienen otra perspectiva.
Aterrizamos sin incidencias. Un vuelo perfecto.