La sierra del Oribio me llamó la atención hace un par de años cuando me dirigía hacia O Cebreiro.
El motivo de aquel viaje era para conocer- en una cita a ciegas- a un grupo de "africanos". Pese a ir en una 250 fuí muy bien recibido, sin la soberbia de otros con motos gordas. Lógico que de aquí surgieran fuertes afectos y buenas amistades.
Vamos con lo de hoy. Tras una hora de carretera nacional, tocan carreterillas locales del municipio de Samos. Después enfilamos por una buena pista hacia el monte Oribio. Distingo una caseta de vigilancia y ya me relamo....
... pero me quedo con la miel en los labios. La pista comienza a romperse, voy solo y no voy arruinar el día por empeñarme en subir por esta vertiente como sea.
Bajo el tramo, saco de mapas y decido ir hacia Triacastela.
Nos detenemos un instante a observar el monte por el que tenemos ganas de pistear.
Acierto con una buena pista por la que se asciende con facilidad y que regala paisajes para admirar.
Alcanzamos tras un placentero y relajado ascenso el cordal cimero de la sierra. Dos o tres kilómetros de pista y estamos a 1447 m sobre el nivel del mar. Cima del monte Oribio.
Desde aqui arriba y por toda la alta pista las vistas son generosas en amplitud y estética. Rodar por aquí es una gozada, suben hasta las hormonas.
Casi le agradezco a la moto traerme por aquí.
Dejamos algunas pistas laterales para próximas incursiones, acompañado, comenzando el descenso hacia el alto Do Poio. Allí rodeado de peregrinos, tomo un desayuno con una napolitana... a las cinco y media de la tarde.
Pasamos por O Cebreiro deteniendonos un instante sin entrar en el hoy atiborrado pueblo.
Decido alargar la ruta visitando Balboa. A mi y a unos cuantos que andan en moto nos trae gratos recuerdos este guapo pueblo.
Mi pequeño periplo en solitario acaba en Ponferrada. Allí, un buen amigo y su chica convierten su casa en un inmejorable hotel. Exclusivo para moteros. Mi habitación tiene vistas a una rara iglesia, compensada con la de los montes Aquilianos.
Lo que pasó de aquí en adelante lo resumo en algo mas de un minuto. Una reunión de amigos.
Cerrado el paréntesis de esta diversión de africanos vuelvo hacia casa muy bien acompañado. Por su chula pista atravesamos el puerto de Cienfuegos. Asturias, el rió Navia y entrada en Galicia.
Navia de Suarna es testigo del abrazo de despedida.
Un domingo por la tarde rematamos la ruta que comenzó un viernes a mediodía. Alegrías en el reencuentro con chica y niños.
"Bueno compi, voy a lavar la moto antes de ducharme"
"Vale majete, de paso bañas la mía ¿Vale?"
Como para decir que no después de haberme cedido el fin de semana. En fin, pienso, vuelta a lo cotidiano, ja, ja.
Y eso esta bien de vez en cuando.