Hace unos veinticinco años aparecí con una K 100 (si... vale, uno tiene un pasado) por la ciudad de mi amigo Juán.
Una vuelta de paquete le fué suficiente para expresar "quiero tener una moto". Sacó el carnet y se compró una guapa Gilera XRT 600. Por mi parte le devolví la BMW al colega que me la había cedido por un tiempo y pude adquirir una Africa Twin con un par de años.
Hicimos unas cuantas rutas juntos. A mediados de los 90, sin saber que sería el último de una época hicimos un viaje de tres días por los Ancares.
Esta tarde de Agosto, veinte años después, retomamos la relación motociclista. Y con ello la amistad. Algo mas para agradecerle a las motos.
En aquella ruta del pasado rodábamos por la sierra nevada sin saber que las circunstancias y la propia dinámica de la vida iba a distanciar mucho nuestro contacto.
Hoy pilotamos muy a gusto nuestras TA compradas casi al unísono hace 3 ó cuatro meses.
Su Gilera se averió de importancia, mientras que por otras cosas y tras considerar que mi etapa vital de moto había terminado, vendí con una rara sensación mi Africa.
Las actuales Anakee 3 casi lisas de la 700 le hacen la vida imposible a Juán cuando dejamos el asfalto.
Con unas sonoras risas recordamos aquellos aplausos que nos daban los enlatados mientras subíamos a Puerto Ancares con niebla, nieve, placas de hielo y mucho frío.
En contraste la tarde de hoy es ardiente y las crestas de estas montañas ya están muy, muy domesticadas.
Rematamos aquel viaje y también acabo una etapa. Mi amigo estaría hasta este año sin moto. Y uno retomó el tema de las dos ruedas en el 2012.
Está siendo un agradable reencuentro que pasa por tomar algo y contar batallitas mirando las motos... uno de los tópicos mas reales de los motard.
Rodamos por unas sierras en los límites de Pontevedra, su provincia y Ourense, la mía.
Ver un camino que asciende hacia una cercana cumbre y subirla es lo mismo. Le digo que me espere en la carretera, una trail debe de tener ruedas mixtas; las pistas son para disfrutar, no para sufrir a cada metro.
Desde la modesta altura de los 782m del monte Coirego hay buenas vistas. Cuando el tenga mejores ruedas volveremos a subir para otear el horizonte con mas calma. Desde arriba observo su moto y una curiosa edificación que no aprecio bien.
Nos reunimos y la construcción resulta ser un pequeño observatorio astronómico. Allí nos despedimos. Al Pontevedrés le quedan 30km a casa y 70 al Orensano.
Desde el telescopio allí instalado se pueden divisar galaxias que están a 116.000 años luz y desde el Hubble a 13 millones de años luz, o sea muy posiblemente a día de hoy ya no existan como tal.
Ante todas estas cifras, veinte años no son nada....
Citar
Disfrutemos de nuestras máquinas con juicio y respeto.
