¡Ahí esta la meta, por fin! Demasiado sufrimiento para lo lento que he rodado. Con el numero 2582 menuda carita tiene este menda.
Lejos quedan los tiempos de atleta de 400 m. El palmarés no pasó del nivel Gallego, pero estaba en muy buena forma.
Como Fausto, intento negociar con el mismísimo demonio para volver a ser aquel chaval de 24 años. Y socarrón me contesta: "Con tu turbio pasado y tu incierto futuro, tu alma apenas tiene valor. No, no hay trato" . En fin, me consuelo con una vuelta en la moto pero regresando al pasado a mi manera. Bajo hacia la capital.
Calle del Progreso. Observo con curiosidad a los coches de linea con su banco de madera en el techo. Me dice un transeúnte de 1928 "Gran edificio este de la Diputación". Si - le respondo- pero con el tiempo será una institución sombría llena de silencios y sobreentendidos. Me mira como a un loco y se aleja.
Seguimos por esta ciudad con vitalidad de barrio. Algunas calles son reconocibles, pero actualmente son menos activas.
Reconozco el edificio de la primera redacción del periódico local gracias los balcones del primer piso. De la linea editorial, por decir algo, prefiero omitir la opinión.
Plaza Mayor. Ayuntamiento. La parte mas dinámica de esta pequeña ciudad. Los pudientes detienen sus vehículos en la plaza con naturalidad. Nada que ver con las dificultades que tuvimos para meter la moto entre los puestos de Navidad sin incomodar a mis coetáneos.
En el aparcamiento para motos de 1962 dejo la mía. Me comenta un colega que sueña tener un 600. Anda en Vespa por que es lo que hay, no por gusto. Escucho las conversaciones de la gente que camina. Parecen mas humanos, nadie lleva auriculares ni va hablando solo con un aparatito en la mano. Tienen anhelos pero parece con un punto menos de consumismo.
Al recoger la moto frente a las escaleras de los jardinillos, cae una buena nevada. Un grupo, de hoy venerables abuelos, se divierte entre los copos.
Pacheco, un inquieto fotógrafo local se marcó una inocentada de lujo en 1952. Actualmente observo que la Plaza de Abastos está perfectamente reparada.
Saliendo de Ourense cerca del omnipresente Puente Viejo (Romano-medieval) que nos ofrece...
...el espectáculo de unos "clavadistas" locales. Aplausos y unas pesetas con las que se irán de farra.
Trazo una ruta que nos devuelve al presente por guapos parajes.
Entramos en la villa de Ribadavia esquivando carros y gentes de hace 90 años.
Y me detengo en las mismas plazas y calles donde se arremolinaban las gentes delante de una cámara. Hoy nadie lo hace ya.
Pretendo estacionar la moto muy cerca de su castillo pero los negros automóviles no me dejan mucho sitio.
De nuevo unos kilómetros de actualidad, aire fresco y tecnología moderna para regresar al hoy.
En una curva emerge un ruido, una estela de polvo y delante, un 850 Coupe. Es el Rally de Ourense de 1970. Lo que era pista ahora pasó a ser asfalto. Sin embargo postes y alambrada son, en la misma curva, exactamente los mismos; aunque los años se han llevado sus colores blanco y rojo.
Conozco una guapo atajo de tierra que evita circular por el tramo cronometrado y llegar a otro punto para mirar el rally. Los precursores del trail nos legaron un gran placer. Unas vistas excelentes y una pista casi de ensueño nos hacen desear que no se acabe nunca este trayecto.
Llegamos justo a tiempo para ver el Porsche de J.M. Palomo. ¡Excepcional punto de observación! Lastima que hoy en día una montaña de zarzas no permita colocar la cámara en el mismo lugar que alguien (gracias) lo hizo hace 46 años.
Unas carreteras de la Ribeira Sacra, la creatividad de un criador de palomas y una suave lluvia nos acercan de nuevo a la capital.
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Antes de regresar, ahora en 1901 nos detenemos a ver la construcción del puente Nuevo sobre el Miño. "Los tiempos avanzan que es una barbaridad" comenta un afilador a mi espalda.
Llegando a casa celebro estar en el presente. Hoy por hoy me rodean personas y personitas muy importantes. Como casi a todos vosotros.
Moto, te debo otra mas.
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