Hola chicos! el sábado me fui de ruta de un día con la moto... El paseo, circular, acabó siendo de 300 kilómetros, de los cuales 150 fueron de ruta 100% trail. Al principio ibamos a ir dos pero a última hora se cayó el que venía y decidí irme sola. Os cuento la vuelta que me dí:
Quito - Nono - Nanegalito - Nanegal - Selva Alegre - Otavalo - Quito
Después de engrasar la cadena y llenar el tanque de combustible, me dirigí a Nono, carretera que conozco bastante bien. De camino, intentando subir a la Occidntal, me encontré esta cerrajería tan curiosa:
El clima acompañaba. Eran las nueve y media de la mañana y hacía un sol espectacular. Una de las cosas que me gusta de subir a Nono es las vistas que hay de Quito desde ahí arriba. Además, hoy tanto el Cayambe como el Cotopaxi se dignaron a saludarme.
Ya metiendome en la montaña:
Allí abajo está Nono:
Una vez en Nono, empezaba la parte de pista. He pasado por aquí unas cuantas veces pero nunca había tenido un sol tan radiante y un cielo tan azul.
Nono está situado justo detrás de los Pichincha. Pude reconocer al Ruco Pichincha por sus picos:
Después de algún que otro incidente sin mayor riesgo,
conseguí llegar al primer cruce de caminos. En principio, la idea era bajar a Mindo para después subir a Nanegalito. Aquí el cruce:
Pero en estos días está lloviendo mucho. Los tramos sombríos estaban con barro y mis ruedas sin tacos y casi sin dibujo. Sabía que si iba hacia la izquierda me iba a encontrar una subida sombría llena de curvas y piedras, y decidí mejor tirar a la derecha para ir directamente hacia Nanegalito, y rumbo al norte. Eran ya las once y media, y la decisión fue acertaba porque conseguí completar el camino con las justas.
Hacia aquí me dirigía:
Ya camino al siguiente tramo de ruta trail:
El paisaje era espectacular! Pensaba... si es que existe Diós debe ser esto que esto viendo ahora mismo:
Ya eran más de la una. Varias veces pensé "tengo que parar a comer y beber agua" pero no encontré dónde el selva alegre y seguí y seguí y seguí, hasta que encontré el lugar ideal para comerme la torta de guineo y beber el poco agua que traía en la mochila.
Salí pitando en cuanto ví que se cerraba el cielo y empezaba a correr aire más frío. Ya tocaba subir y meterse entre las nubes:
Y al final de la ruta apareció el Imbabura frente a mí. Paré a hacer unas fotos, aún a pesar de las nubes negras que tenía encima de mí.
Mala decisión, porque entre que sacaba la foto intentando que se vieran tanto mi moto como la montaña, empezó a granizar. Bueno, a caer granizos del tamaño de canicas.
Dolía, madre mía cómo dolía. Decidí esperar a que pasara, porque al montar en la moto sentía dolor por las pedradas. Esperé, sufrí, puse la espalda y el casco para combatir los golpes, y al final decidí que ya no podía más.
Siguiendo el mismo camino que el agua, bajé para, al de menos de un kilómetro, encontrar calor, la carretera seca, y la tormenta lejos de mí.
Muerta de hambre, para a comer algo en Tabacundo a las cuatro y media:
Y volví feliz a casa, con un tráfico horrible en la entrada de Quito y un atardecer maravilloso. En el camino el Cayambe volvió a saludar:
Fui un bonito día de moto...