Pues ves, a mí me pasa lo contrario: de joven, corazón a raudales, con más ganas que criterio.
Ahora, a pocos años de los 50, la razón se impone, pero no por desear vivir eternamente sino por las lecciones que el tiempo me ha ido enseñando: los caprichos son igual de frecuentes pero cada vez son más caros.
Además, de joven no tenía tanta tecnología, viajes, diferentes vehículos e hipoteca que pagar!
Y cómo me resisto a quitarme según qué caprichos (totalmente de acuerdo con lo que dices de vivir al 100%), pues tengo que elegir con cierto criterio, porque no me llega para todos!
Un saludo!
Enviado desde mi iPhone utilizando Tapatalk