Salimos
Tras 300 km sin nada especial que relatar, llego a la localidad leonesa de La Vecilla y ya desde ahí el río Curueño será mi referente.
En su orilla y cerca del pueblo de Montuerto, estiro las piernas, doy cuenta de mis vituallas y le concedo tiempo al trasero para que recupere su forma anatómica habitual.
Un homenaje de frescor en la cascada del río Valdorria, para luego subir por su serpenteante carretera al pueblo que le da nombre.
Desde el pueblo, con vestimenta de “romano” y un pegajoso calor subimos el camino con sus 365 escalones al risco donde está la pequeña ermita de San Froilán. Un nido de águilas.
Vuelta a la moto y de nuevo a las orillas del Curueño. Nos cuentan que estas ruinas fueron las de un afamado balneario.
El río nos ofrece varias poses mientras ruteamos cerca de él. Incluso en Valdeteja formó unas hoces en los murallones de roca caliza que imponen.
Nos apartamos del río varias veces al este o al oeste para visitar brevemente los pueblos de Valdeteja mismo, Arintero, Redilluera y Valverde de la Cuerna. Desde sus pequeñas carreteras siempre destaca en el paisaje el pico Bodón de 1957m.
Una pequeña parada en Lugueros, capital municipal para cruzar después Redipuertas que es ultimo núcleo habitado hacia el puerto. También nos alejamos del Curueño muy cerca de su nacimiento.
El puerto de Vegarada pese a su escasa fama es realmente espléndido.
Citar