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Ya lleva tacos
No wifi, no coffee!
Este viaje comenzó hace más de un año, camino del País Vasco, con un chaval que sin conocernos de nada se apuntó a un viaje que teníamos programado para hacer off por el norte. Fue una de esas citas a ciegas en las que sale todo bien (si existen... que no lo sé!).
Íbamos en la furgoneta, con las motos cargadas atrás, hablando un poco de todo, y salió el tema: Marruecos.
Ansiado destino de todos los aficionados al offroad, no pude más que sentir envidia y seguir soñando...
6 meses después me llegó la propuesta: "este año volvemos a ir y he pensado que te gustaría venirte". Cómo iba a rechazarla?
Empezó entonces la cuenta atrás. Los días pasaban, la vida continuaba, y yo me dedicaba a tachar del calendario las jornadas restantes.
Durante la espera, me surgió la oportunidad de comprar una furgoneta, y mis padres viven en la provincia de Cádiz. Qué podía salir mal?
Llegó el día. Papeles listos, carta verde, pegatinas para la ocasión... Gasolina y carretera!
Hicimos escala en Cádiz y, sabiendo que era Ramadán al otro lado del estrecho, hicimos acopio de energía en forma de pescaíto frito. Una despedida a la altura de las circunstancias, sin duda!
Llegó el momento. Descargar motos, vestirse de moto aventurero y autovía hasta Algeciras. Sin embargo nos enfrentamos al primer problema: una de las DRZ tira refrigerante y se calienta. Como le acababan de rellenar algo de líquido decidimos dejarlo estar y seguir, embarcar y cruzar a África.
Cruzar la frontera por Tánger Med es pan comido y enseguida se avistan los primeros carteles en árabe. Todavía parece que estamos en España: el mediterráneo, construcciones modernas, gente con vestimenta occidental, coches de alta gama...
La primera jornada transcurre por pistas polvorientas camino de Tetuán. Ya llegados allí, y siendo Ramadán, la única opción disponible para comer es un McDonalds. Hay que joderse! La primera vez que vengo a Marruecos y la primera comida en un puto McDonalds! Repostaje y carretera para Chefchaouen. Hemos perdido bastante tiempo y toca apurar un poco. La noche se nos echa encima al cruce del Riff entre cultivos de marihuana.



Llegados a Chefchaouen, empiezo a palpar otro ambiente. Aún siendo este pueblo muy turístico, se empieza a notar que nos adentramos en el Marruecos rural.
Amanece y nos empeñamos en solucionar los problemas de calentamiento de la DRZ. Purgamos todo el circuito de refrigeración y salimos más tarde de lo previsto, por lo que la decisión es avanzar rápido por asfalto para poder llegar a Merzouga con tiempo de jugar en las dunas.
Hacemos noche en Fez, en el "camping de las cucas", un sitio bastante precario, pero asequible. Llegamos con tiempo de ponernos a reparar la DRZ. Damos con la avería: el termostato está doblado y trabado, así que dadas las altas temperaturas propias de estas fechas, decidimos que lo mejor es anularlo. Be water my friend!
A la mañana siguiente partimos rumbo al desierto. La DRZ muestra nuevos síntomas... Esta vez hay barrillo alrrededor de la culata. Seguimos un poco más y es cuando metidos en el desierto a mí me da por sacar la varilla del aceite, y nos encontramos con la temida mayonesa. Huelga decir que no volvimos a arrancarla, y que la aventura se acabó para mi amigo...
Por suerte, y a pesar de que no andábamos bien de ánimos, en Missour pudimos conocer un poco más a la gente de Marruecos, y conseguimos que la aseguradora repatriara a mi amigo y a la moto directamente a Madrid, lo cual no fue en absoluto tarea fácil...
Estando en Missour pasó una de las cosas que más me marcó en este viaje. Nos abordaron un grupo de chicas, una de las cuales era estudiante de inglés. Estaba impaciente por poder practicar el idioma con alguien ya que en Marruecos se estila poco hablar inglés. Nos obsequió con un té y unos pasteles hechos por su madre, y no aceptó bajo ningún concepto nada a cambio, ya que su ilusión era hacer nuevos amigos y el islam prohíbe tácitamente recibir nada a cambio de su ayuda desinteresada. Se me ocurrió decirle que la mejor manera de practicar inglés podía ser viajando y así fue como la realidad marroquí me tiró un jarro de agua fría por encima: a ella no le conceden una visa por no poder acreditar su solvencia económica. Está atrapada en Marruecos...
Es en momentos como esos cuando te planteas la buena fortuna de haber nacido en un país como España, donde gozas de total libertad para entrar y salir de casi cualquier país del mundo.
Superado ese mal trago y con mi amigo rumbo a Tánger, ponemos la diana en Merzouga.



Se empieza a ver ya arena a los márgenes de la carretera y ocurrió algo que a pesar de que era esperado, no dejó de sorprenderme: un camello! Tranquilamente, cruzando la carretera, completamente ajeno a nuestros caballos de acero...
Poco más allá, el tercer suceso que lograría darle un vuelco a mi corazón. En el horizonte, las dunas de Erg Chebbi.
Ya está, se acabó. No más fotos por internet, no más vídeos de Youtube. Están ahí, delante mía! Supongo que la sensación es equiparable al niño que llega a la puerta de Disneyland...
Nos alojamos en el hotel de Alí el Cojo, directos a la piscina, a brindar con cocacola por nuestra llegada, por fin, al punto más alejado de nuestro viaje. Nos reservamos un día completo para hacer una buena excursión por el desierto y descansar bien. Al atardecer, a jugar a las dunas!











Nos despedimos de Merzouga con otro incidente: la bomba de la gasolinera no anda... Nos veríamos obligados a repostar gasolina de dudosa calidad almacenada en botellas de cocacola de 1L...
A cambio, Marruecos nos obsequió con una de las mejores jornadas, rodeados de montañas en el Atlas, con temperaturas más suaves que en el desierto, y con otro de mis sueños moteros hecho realidad: el Puerto de Dades.
Pagado el impuesto por acceder a las vistas del restaurante en forma de refrescos a precio europeo, me quedo embelesado mirando hacia abajo esa espectacular garganta, con su estrecha carretera en la que se suceden las curvas de 180º. Necesito bajar de nuevo y volverlo a subir, y uno de mis amigos se ofrece a grabarme con mi cámara. No puedo desaprovechar la oportunidad, ya que no sé cuándo podré volver a verlo y rodarlo.

Tras Dades, nos metemos una pista que discurre por el fondo de las gargantas, un valle pedregoso a ratos, polvoriento, exigente en la conducción en algunos puntos, pero todo un espectáculo de la naturaleza. Uno de esos sitios en los que si hubiéramos llevado comida y agua, no hubiéramos dudado en plantar las tiendas de campaña.

Se nos echa la noche encima justo cuando llegamos a la entrada de lo que fue para mí la más inesperada sorpresa del viaje: las gargantas del Todra.
Primero haríamos noche en el hotel Laila, el único en el que no encontramos cucarachas. Las habitaciones son cuevas excavadas en las paredes de la montaña. Está limpio y por supuesto es más caro de lo habitual por aquella zona, pero valió la pena el desembolso extra. Una cena copiosa, un desayuno muy variado y arrancamos para recorrer las gargantas por el interior.

Este día fue el más duro que recuerdo, y el único que consiguió hacer aflorar mi mal humor. Teníamos ya las horas contadas para tomar el ferry de vuelta, así que no quedó más remedio que hacernos 450 km de carreteras terciarias de montaña, con obras y tramos sin asfaltar, para llegar a Fez. Fue tan bonito como matador. Atravesar el Atlas por allí fue un acierto, pero fueron demasiados kilómetros para una sola jornada y demasiadas horas encima de la moto.

La última jornada se inicia con la toma de una decisión: visitamos la famosa Medina de Fez, o nos vamos directamente a por el ferry.
Siendo yo el único que no conocía la Medina, y muy a mi pesar, presioné para volver a Tánger, ya que nos separaban todavía 350 km y la idea de hacerlos todos por la tarde se me atragantaba y mucho.
Así que en esas volvimos a Tánger, con esa espinita clavada de no haber conocido la Medina de Fez (una buena excusa para volver), y con otros asuntos pendientes como Marrakech, comer un cous cous...
TENGO QUE VOLVER!
Y ahora, algunas reflexiones sobre el viaje.
Geografía
Marruecos es un país de contrastes, el Riff y el Atlas son completamente opuestos a lo que puedes encontrar en el desierto. Las temperaturas son más suaves y la vegetación mucho más abundante.
Es precioso, simplemente espectacular.
Gastronomía
Nuestra dieta se basó prácticamente en cocacola y café, pero no faltó un tajin diario. El tajin debe ser como la paella, que no hay dos iguales, pero descubrí cierta tendencia a crearlo en forma de pirámide de verduras con algo de carne en el núcleo. Especiado y con salsa al fondo (aceite con cebolla básicamente). También hubo ocasión de comer varios bocadillos de pollo o cordero a la parrilla. Es habitual que te echen aceitunas en el bocadillo. Disfruté mucho dándole a la muela en Marruecos.
La gente
Se cuentan historias para no dormir acerca de este país. Mi experiencia fue:
- la policía nos dejó pasar en todos los controles y además en los que había cola nos dio preferencia.
- la gente, salvo contadas excepciones, reaccionaba de forma muy positiva a nuestra presencia, saludando, queriendo hablar, etc.
- normalmente hay bastante disponibilidad de WC europeo y duchas (aunque no siempre están limpios y no siempre el agua es caliente).
- muchos marroquíes hablan español, y algunos francés. Muy pocos inglés. Comunicarse, en general, no es un problema.
- no sufrimos ningún intento de robo, ninguna intimidación... nada. Es un país 100% hospitalario.
Con respecto a la gente, la más importante fue la que me invitó a hacer y la que me acompañó en este viaje.
Llegué a Marruecos sin conocer a 3 de ellos, y me vuelvo con 3 hermanos más.
Siento realmente admiración por estos 4 personajes. Funcionan como un equipo totalmente compenetrado y además se ve claramente cuales son las habilidades de cada uno.
Creo que me integré al equipo bastante bien, aportando mi granito de arena en esta aventura, y me quedo con la espinita clavada del abandono de uno de ellos, que fue precisamente quien me integró en este grupo.
GRACIAS
Y con estas palabras acabo, con los ojos humedecidos después de haber vivido una de las experiencias más intensas de mi vida.
Una experiencia que ha marcado un antes y un después en mi vida: mi primer gran viaje en moto, el primero de, espero, una larga lista.
Dentro vídeo!
Última edición por betitou; 10/07/2017 a las 09:43
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