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Tema: Barcelona-Gambia. Abril 2017

  1. #41
    Ya lleva tacos
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    Al menos los surtidores de gasolina tienen buena pinta y no repostan a garrafas.

    Saludos y buena ruta!

  2. #42
    Veterano mototrailero Avatar de Carlos75
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    Que bien se lo pasa uno con este relato...y las expresivas fotos. Tiene el don de empujarte a salir y conocer como nos pasaba de peques

    al leer aventuras y expediciones (y aún nos sigue pasando)

    Gracias por profundizar en las sensaciones y en los temores evidentes. Ese toque humano se echa en falta en lo que cuentan

    los supermoteros mediáticos.

    Y cierto, 4x4 y moto son idiomas muy diferentes aún en el mismo entorno geográfico
    Última edición por Carlos75; 22/08/2017 a las 10:00

  3. #43
    Ya lleva tacos Avatar de Nano St.
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    Grande Oscaryrut

    Esperando maaass!

  4. #44
    Tengo un montón de historias que contar. Escorpiones, corrupción, empujones, alegrías, felicidad......

    Os cuento una buena??, bajando de Nouabdibou a la capital Nouatchok, la previsión que teníamos era de poder repostar en la famosa gasolinera La Garde du Nord, es el ecuador de ese recorrido. 245 del Norte y 245 del Sur. Es un lugar sin más, un agujero donde poder parar los motores, poder detener las ideas, donde frenar tus pensamientos y alimentar el estómago y la ansiada sed. Es un pequeño oasis, un pelín ingrato pero un oasis necesario y ansiado.

    Pudimos llegar. Nos fundimos en un abrazo por haber llegado al ecuador de la etapa. Un sincero abrazo totalmente improvisado venido a la dureza del tramo. Realmente habíamos superado, yo creo, que lo peor del viaje.

    Comida, agua y con un venga que solo queda la mitad, nos plantamos delante del surtidor que marca essence a esperar el ansiado líquido. Y oímos una aullido lejano y ronco que venía de la gasolinera, nos giramos y un desgarbado personaje vestido con un mono de trabajo nos dijo no con la cabeza. Ni se levantó de la cochambrosa silla que lo aguantaba.

    No era posible, no podía ser, con lo bien que iba todo, y ahora este tipo nos dice que no. No era ya de por si suficientemente dura la ruta, que ahora nos quedábamos en pana por culpa de esto??

    Mantuvimos la calma y empezamos a hacer cálculos. Inviable, todas las soluciones, nos parecían un avance con derrota segura. Desorientados y con caras de perplejos, así nos encontró nuestro salvador. Seguidme que os ayudaré, yo se donde creo que puede haber gasolina. Y efectivamente, los seguimos de nuevo en dirección Norte y a una velocidad como si no hubiera un mañana. Nos plantamos en el nuevísimo pueblo de Acerbi, un secarral con seres de otro planeta capaces de vivir en el peor agujero de este mundo y allí, en una gasolinera destartalada donde un único cartel, marcaba la existencia de diesel, encontramos el alimento para las motos, en el mercado negro de la gasolina, la más cara que jamás alla pagado, y la de peor calidad que jamás alla consumido, y todo despues de un cruel y despiadado regateo con un más aún implacable y desalmado personaje salido de algún cuento de terror.

    Nos despedimos de nuestro anónimo salvador, un Mauritano inmenso, con cara de bonachón que viajaba a Nouadibou por negocios, y que incluso se ofreció a ayudarnos económicamente con la transacción.

    Otra más que contar. Le dimos al botón de start y en otras tantísimas horas de tortura nos plantamos en la capital, no sin antes, gritar de alegría dentro del casco, satisfechos por poder seguir rumbo Sur y poder seguir viviendo nuestro viaje y nuestro sueño.

    Difícil de creer pero divertido de vivir. Así es mi África, cariñosa y dulce a veces, despiadada y loca en otras.





  5. #45

  6. #46
    Que sepáis que nos honráis muchísimo con vuestros comentarios. Os animo a realizar el sueño, el que sea, pero que os atreváis a llevarlo a cabo, da igual el destino, da igual si es al lado de casa o a Ciudad de Cabo, y la moto, por supuesto, la mejor que os podáis permitir como dijo una vez un Vasco, pero hacerlo.

    Para nosotros fue algo que no olvidaremos en la vida, nos hizo amigos y consiguió que una parte de nuestros pensamientos diarios, se vallan a África y a volver a vivir algo igual. En cierta manera y palpable, algo cambió en nosotros.

    Un saludazo a tod@s y de verdad que muchas gracias

  7. #47
    En la capital, nos instalamos en el famoso y mítico aunque ahora destartalado y sucio Aubergue du Sahara. Lo conocí en otros tiempos y en otro estado. No lo recomiendo en absoluto. La atmósfera de viaje y de aventura se ha convertido en cucarachas, suciedad y traficantes de coches. Hay muchísimas opciones mejores donde poder pasar la noche sin tener que estar rodeado de gente extraña.

    Teníamos pocas cosas que hacer y todas ellas fueron sucediendo entre cómicas y sorprendentes. Recuerdo que una de las cosas que apremiaba hacer, era cambiar dinero para seguir bajando. Claro esta, que lo normal es hacer esta operación en un banco y que mejor banco que el nacional de Mauritania, para que irnos a uno pequeño ..... pues cual fue nuestra perplejidad cuando el pequeño personaje al otro lado del cristal nos dice en voz alta y clara: iros a buscar cambio al mercado negro, os harán un mejor cambio para vosotros. Pues así lo hicimos y en cinco minutos ya teníamos el bolsillo más vacio de euros pero la cartera más llena de Ouguillas, y con otra historia curiosa que contar.

    La capital de Mauritania, es un fárrago, una anarquía. Conducir por el centro de la ciudad con una moto es un actividad extrema. No puedes titubear ni un segundo, no puedes dudar. Realmente, si tienes problemas para dejar de pensar, esta ocupación te librará del martirio. O estás atento viendo la trayectoria de lo que se te echa encima o das con el culo en el suelo seguro. Es tan exagerado que los taxistas no se amilanan en golpear a otros taxistas en busca de la ansiada carrera. Están muy locos.

    Ciertamente, abandonar Nouatchok no fue triste. Es una ciudad muy de paso. Un obstáculo más en tu camino al Sur. Realmente pienso, que un año, únicamente me ocuparé a visitar este país, y descubrir sus tesoros, que seguro que los tiene. El Este tiene que ser interesantísimo. Muchas veces me distraigo mirando con atención esa parte de Mauritania que no conozco. Atar. Chinguetti, Zouerat, son ciudades y destinos que llaman a mi ansiada necesidad de conocer, y las rutas que se encaminan a estos lugares, son caminos épicos, donde puedes encontrar esa anhelada aventura.

    La bajada hasta Diama fue bastante menos dura que la etapa anterior, por un lado porque eran menos kilómetros y por otro porque los últimos kilómetros transitas por el Parque Nacional de Dawling. Es en esta zona donde esta la famosa pista de Diama que acaba en la presa con el mismo nombre y que detiene las aguas del rio Senegal. En este parque pudimos disfrutar de manera improvisada y como si de un safari se tratase de la visión de multitud de facoqueros, algún chacal, y cocodrilos, aparte de una cantidad infinita de diferentes tipos de aves. Es naturaleza tal cual se creó y casi casi sin las manazas del ser humano. Es un muy buen lugar para estar unos días paseando y disfrutando de la visión de la fauna salvaje.

    Ese día fue exquisito. Con la motos descargadas, nos dedicamos a recorrer las innumerables pistas que recorren el parque y sorprender a los animales que se acercaban a beber. Era maravilloso verlos. Parábamos las motos y con el único murmullo de la brisa y en absoluto silencio, te quedabas pasmado mirando como ellos hacían su vida, unos pastando, otros chapoteando en el agua, y algunos lanzándose en picado en busca de su pescado favorito, éramos espectadores de lujo de naturaleza viva.

    También hubo tiempo para otro tipo de diversión, esta un poco más salvaje. Muchas de las pistas, eran auténticos ríos de arena, verdaderas trampas que te hacían temblar los nervios y olvidar tus miedos o ver como estos te abordaban y te hacían cortar el gas. Eran auténticas peleas entre la valentía y la prudencia. Lo cierto es que, por la edad, por la inexperiencia, o por la precaución, estaba más tiempo salvando la arena de la manera menos elegante posible que de pie sobre la moto y imprimiendo la necesaria velocidad para salvar el obstáculo. Tengo tanto que aprender.

    Tocaba seguir el viaje. La frontera estaba a escasamente 15km y Senegal ya nos estaba reclamando. Quería de nuestra visita, quería enseñarnos cosas diferentes, mostrarnos el color negro, el verde y el color azul. Quería explicarnos como es esta parte más africana de África, presentarnos a su gente y a su roja tierra.

    Pero antes tocaba pasar por la frontera de Diama, una frontera que descubrió convertirse en un gran hueso. En la siguiente crónica explicaré con pelos y señales que ocurrió en esta "dócil y manejable" frontera.

  8. #48

  9. #49
    Nos íbamos aproximando a la frontera de Mauritania con Senegal. Atrás quedaba el Parque Nacional de Dawling, su paz, su tranquilidad y sus espacios, nos habían llenado de fuerza y energía.

    Teníamos una sintonía perfecta con el viaje, nada absolutamente nada había quebrado nuestro ritmo. Ciertamente, estaba empezando a pensar que iba a ser el viaje que había planeado, un viaje placentero y sin ningún tipo de percance a destacar. Aquí en casa, junto con Rubén, estuvimos comentando la posibilidad, ya conocida, de que en algún lugar o en alguna frontera, policías corruptos, nos quisiesen “clavar” alguna “mordida”. Dejamos claro, que si esta situación se presentase, nos negaríamos en rotundo a caer en las redes facilonas de perder la billetera y .......

    Y andábamos sobreaviso, los moteros de Jerez, con los que nos cruzamos, ya nos dijeron que tuvieron que soltar 10 euros por cada sello de salida en la frontera de Diama, y que la broma les costó en total 85 euros, esto incluía, el levantamiento de la barrera, el laissez passe de las motos, visa.... y 30 euros por persona en “tufos”. Nuestras intención era pelear a capa y espada. Lo legal es legal y lo otro.....

    Y así, con la cabeza fría, fuimos quemando los 15 kilómetros que quedaban hasta nuestro destino. La famosa frontera de Diama.

    En la primera garita, control de policía, solo nos pidieron la ficha. Ningún problema. Fueron gentiles, recogieron la ficha y siguieron mirando el partido de fútbol.

    En la segunda garita, control de aduana. Al entrar, un hombre vestido de policía nos indica que tenemos que pasar al interior de otra habitación y allí, tumbado en una cama estaba el "liante".

    Era un tipo con el uniforme bien planchado y bastante impecable de aspecto. Se levantó de su siesta y se sentó en la silla de su cuartucho. Lo cierto es que no tenía para nada el aspecto de ser el personaje en el que luego se convirtió.

    Pasaportes, papeles de las motos y 10 euros por favor. Ese fue su discurso y ese fue el detonante. Los dos nos miramos y como si lo estuviésemos esperando, le dijimos que ni hablar, que eso no era correcto, que nosotros salíamos del país y que ese dinero no se tenía que pagar.

    Y ese fue también el detonante para el personaje, le cambió la cara. Su gentileza se fue por el agujero del váter y sus buenas maneras marcharon como si el viento del Sahara hubiese descendido a un Sur que no le pertenece.

    El tipo se volvió a tumbar en la cama y nos dejó plantados sentados en las sillas. Increíble pero cierto. Un tipo duro, imperturbable. La bravuconada duró 10 minutos. El silencio se apoderó de la salita. Al cabo de ese tiempo, saltó de la cama, paró las luces, el aire acondicionado y empezó a pegarnos gritos para que nos largásemos de allí.

    Nosotros le decíamos que no marchábamos hasta que no tuviésemos nuestros sellos de salida. El ritmo se fue acelerando, los gritos alcanzaron un nivel sonoro considerable. Rubén imperturbable y yo con mi cantinela de francés íbamos ganando terreno. El enfado del personaje iba creciendo y empezó a "invitarnos" a salir ya de muy malas maneras.

    A todos se nos estaba yendo el tema de las manos. El policía llamó gritando al otro policía para que le echase una mano y echarnos de la salita y conmigo casi lo consiguió, cometí el error de levantarme y ellos lo aprovecharon para a empujones sacarme de la habitación. Rubén seguía sentado en la silla con cara de "no me puedo creer lo que estoy viviendo".

    El policía a gritos decía que nos fuésemos, que no pasábamos a Senegal. Le pedí que me dejase hablar un minuto y a ver si de esta manera conseguíamos calmar un poco los ánimos, y más o menos se consiguió. Volvió a sentarse en su butaca y al cabo de un minuto soltó la frase lapidaria de: "vosotros no vais a pagar pero cuando volváis a España, les decís a los turistas que habéis pagado". INCREIBLE.

    El típo reconoció que cobraba 10 euros ilegales, que era un corrupto como la copa de un pino, y que no nos chivásemos de que aquí, esos 10 euros no se habían de pagar.

    Le hicimos jurar por Alá que si pasábamos las motos por la barrera, no las inmovilizaría, era nuestro miedo. Y el tipo me dio su palabra de que lo único que teníamos que hacer era pasar la barrera, entrar de nuevo y el nos pondría el dichoso sello. Su palabra se mantuvo y superamos la primera prueba.

    La siguiente garita también íbamos avisados de que querían su mordida y nuevamente el jefe de policía nos declaró su amor por nuestro dinero y nuevamente y ya sin tanta batalla, rápidamente quebró en su intento. Imagino que desde su garita, escuchó la que se lió en la del vecino.

    Y por fin estábamos atravesando la famosa presa de Diama. Es un lugar enigmático, lleno de vida y que significa la vuelta de la ilusión por conocer otro país nuevo, otra cultura y otras gentes.

    De nuevo estábamos pletóricos de fuerza. David venció a Goliath. Fue un tema de información. Saber que otros viajeros habían conseguido pasar las barreras sin soltar un euro, nos daba el arma secreta y definitiva para plantarte y decir NO. No se puede ayudar a la segunda peor enfermedad de este continente.

    Rubén me confesó que se lo había pasado bien, yo, no tanto. En verdad, todos interpretábamos un papel. Fue un pulso a caraperro. Esta vez vencimos, pero el viaje acababa de empezar como aquel que dice y ahora realmente estamos en el África de los asuntos turbios, donde el tiempo se para y tu siempre andas con prisas.

    Si decidís actuar de la misma manera, mantener la calma, dialogar y no penséis en el tiempo y si resolveis pagar por el motivo que sea, no os sintáis mal, no os lamentéis. A nosotros nos ha costados unos cuantos “tufos” poder llegar a perder el miedo a decir que no.

    Un fuerte abrazo a tod@s

  10. #50

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