Despues de planear una ruta bastante ambiciosa donde esperabamos llegar a unas cascadas en la Amazonia después de cruzar la sierra oriental de los Andes ecuatorianos diagonalmente, al final nos quedamos a mitad camino pero mereció la pena.
La ruta fue desde Quito a El Quinche para allí la coger camino, subir a Quitoloma. Esto es Quitoloma, mirando hacia el sur:
Hacia el oeste (de donde veníamos):
Hacia el norte (este camino hay que explorarlo, esta señal es nueva y Pambamarca es otra fortaleza militar preincaica de los Cayambis, ecuatorianos propios anteriores a los incas):
Y hacia el este (dónde nos dirigiamos):
El siguiente destino: Oyacachi. Una población indígena Quichua que, cuenta la leyenda, son unos expulsados del pueblo de Otavalo por haberse hecho protestantes (creo que esto ocurrió hace como unos 70 años). Vivían en chozas hasta hace dos generaciones y la mortalidad infantil era muy alta. Ahora es un poblado con unas termas muy bonitas. Cuenta la leyenda también que como el cura protestante no les dejaba beber, hace poco volvieron al catolicismo. Pero esto no es más que puro chisme porque no lo he leído de ninguna fuente oficial. El camino a Oyacachi, ya a unos 4000 m de altura, de dónde no nos bajaremos hasta llegar a Papallacta, es una páramo frío poblado de indígenas quichuas con ropas de colores y mofletes rojos, vacas cerditos y casas desperdigadas, con cultivos de puerro, cebolla, etc:
Queríamos cruzar una reserva nacional. Puedes, o bien pedir permiso en el Ministerio del ambiente, o bien bajar a la comunidad de Oyacachi para que el presidente nos de permiso para pasar. No hubo problemas, nos cobraron dos dólares por este papelajo,
comimos un plátano frito, unas habas con sal y un choclo asado, y seguimos camino. Unas fotos de una comunidad ecuatoriana humilde con bastante turismo local, situada en un valle sin salida.
Ya estabamos listos para cruzar todo el páramo y bajar a Papallacta, célebre por sus termas. Ya sólo nos falta que el guarda privado nos de paso, y nos fuimos!!
Este camino, que es puro páramo, a unos 4000 metros de altura, es una ruta que ya he hecho antes, pero este lunes estaba especialmente bonito. Cayó una leve llovizna pero no bajó mucho la nube así que pudimos disfrutar de unas vistas impresionantes:
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