Dia 12. Domingo 30 abril 2017. Tabriz – Qazvin (Iran) 500km









En el desayuno coincido con los motoristas búlgaros y el grupo de los alemanes. Con los primeros muy buen ambiente, me cuentan sus planes de turismo por el norte de Irán, les cuento yo los míos, nos deseamos buena ruta y buen provecho con el desayuno.


Posteriormente los alemanes, en otro nivel, grandes BMW con todos los cachivaches posibles sin los cuales no puedes haces una gran expedición, porque lo suyo es una gran expedición. Recorrerán nosecuentos países en nosecuantos días, todo controlado y calculado, aun se sorprenden de mi improvisación sobre la marcha, habiendo únicamente gestionado los visados antes del viaje. No los critico, son dos formas diferentes de viajar.


Se muestran más interesados en explicarme que en escuchar, pero lo entiendo, es un viaje programado hasta el mm y hay que estar muy orgulloso de ello, yo no sería capaz de hacer algo semejante.




Quiero visitar el Bazar antes de dejar la ciudad, declarado monumento de la humanidad por la UNESCO, así que nos despedimos y salgo a buscarlo. Ellos se dirigen hacia Pakistán, yo me quedaré en el país algo más de tres semanas, pero las casualidades de la vida harán que nos encontremos en otro punto del viaje y en otra parte de este pequeño mundo viajero.


Por mi parte descubro que por aquí el despertarse pronto no funciona, la vida empieza tarde, porque termina tarde. Las calles medio desiertas, las tiendas cerradas y el bazar por abrir… bueno, descubro la vista solitaria de una zona donde dentro de unas horas hervirá de vida y gentes.


Me sorprende que los repartidores hayan entregado la mercancía dejándola frente a la puerta del negocio cerrado. Por supuesto nadie toca nada.














Ni es batman ni estoy en Gotham city, por desgracia la primavera no ha llegado a Irán y la moda del negro causa furor entre sus mujeres.









No es fácil perdese, hay indicaciones bilingües por toda la ciudad.




















Entrada al bazar









Me dedico a pasear en soledad por los laberinticos pasillos admirando la arquitectura, y poco a poco van apareciendo los primeros comerciantes que abren sus negocios, aumentando la actividad y dejando paso del silencio al bullicio de los mercados.














Preciosos techos









Como no, pistachos ! ! !














Alfombras...












telas y pañuelos ...







especias...












lana para las alfombras ...







Pastelitos ...














y como no, te !







En uno de los escaparates me “asalta” el señor que hay dentro, me hace pasar, me sienta y me interroga amablemente, me enseña objetos de su tienda/museo a la vez que los vincula con la historia y las tradiciones locales, pendientes, billetes, amuletos, y mil cachivaches que me muestra con la correspondiente explicación … el orgulloso profesor de historia retirado me despide con un fuerte apretón de manos deseándome un muy buen viaje, y yo salgo en busca de mi moto con la primera experiencia de la amabilidad persa de la que tanto he oído hablar.









Frente al hotel encuentro instalado un zapatero con su chiringuito portátil, así que aprovecho para que me cosa la cinta de la hebilla de mi viejo casco, que lleva días deshilachándose.












El destino de hoy es Qazvin, lugar que decido usar de parada antes de llegar a Kashan, pues la tirada sería muy larga y ya no tengo prisa. Haré una visita a mitad de camino, pues tengo la intención de visitar el mausoleo de Soltaniyeh, declarado igualmente monumento por la UNESCO.


Salir de la ciudad no supone un gran problema, salvo el tráfico asesino y los kamikazes de los peatones, que literalmente deben buscarse la vida para cruzar las calles. Ya adelanto que el peatón es el animal más amenazado de este país, pues corre peligro de ser atropellado tanto por los coches, camiones o autobuses en la calzada como por las pequeñas motos que recorren a todo trapo las aceras.














El GPS me lleva sin rodeos hasta la autopista, de ahí un perfecto asfalto y tres carriles por sentido me llevan a un paisaje árido que no deja de sorprenderme.


La autopista está habilitada con muchos apartaderos, donde siempre hay algún vendedor ambúlate que ha montado su chiringuito, y para que sepas lo que encontrarás antes de llegar hay un tipo en el arcén aguantando un cartel informativo. Lo vi durante los miles de km recorridos en Irán, y no logré entender porqué no ponen el cartel en un trípode para que se aguante solo en lugar de estar de pie a pleno sol.


limites de velocidad que todos respetan






















vendedores en las carrateras














Por cierto, en Irán las motos de más de 250cc están prohibidas, por lo que una moto “grande” conducida por un extranjero es como ver aterrizar un platillo volante, causa mucha expectación.


Os prometo que tres minutos antes, cuando paré, no había nadie.









Cuando hay indicaciones en las carreteras o autopistas están escritas en Farsi e Ingles, así que no hay ningún problema para circular sabiendo a donde te diriges.









Poco antes de llegar a Soltaniyeh encuentro un peaje, y a unos metros un joven policía que me da el alto y me indica que las motos tienen prohibida la circulación. Ya estaba informado, pero me había hecho el despistado, así que doy media vuelta y circulando en dirección contraria por el arcén salgo por la primera carretera que encuentro.




Al llegar al pueblo sigo las indicaciones marcadas para llegar al mausoleo, pero amablemente un paisano me indica que no voy bien y me acompaña en su pequeño ciclomotor hasta la puerta de entrada. Las indicaciones eran para acceder al parking, pero él habla con el de la puerta y me dice que aparque dentro del recinto, junto a la tienda de recuerdos.


Otra muestra más que no dejará de acompañarme durante toda la estancia en el país.




https://es.wikipedia.org/wiki/Soltaniyeh







Dando una vuelta previa por el exterior me vienen a buscar un grupo de visitantes, típicas preguntas de rigor, unas fotos conmigo y cuando me acompañan al interior intentan que me cobren el precio de local, no de extranjero. Discuten con el chico de la taquilla, y se disculpan por lo que consideran un abuso de precio sin haber podido conseguir la rebaja.


























Por desgracia el mayor tesoro del mausoleo construido en el año 1300, la gigantesca cúpula, esta con un andamio interior que me impide gozar de su grandiosidad. Tendré que volver otro año.














Doy por finalizada la visita y me dirijo a Qazvin, parando a poner gasolina a esos precios de escándalo que se gastan por aquí.

























Una vez en la ciudad busco alguno de los hoteles que vi anoche en internet, pero me encuentro en medio de la ciudad en plena hora punta y me hace desesperar.























El calor es agobiante, estoy cansado, busco hotel pero no encuentro nada con un estándar mínimo, todos cutres y caros, y para postre la moto vuelve a tirarme refrigerante.


Como el tráfico es inhumano aparco la moto y decido preguntar para ir andando. El señor que me indica como llegar llama a su hijo para que me lo explique en ingles, yo le dejo la moto aparcada frente a su negocio y camino hasta el hotel.


Me encuentro con un hotel carísimo y un recepcionista imbécil, pero me rindo y lo doy por bueno, hoy ya he gastado mi dosis de energía y necesito un nido donde poner el huevo.


Regreso a por la moto y toda la familia sale expectante a ver como me fue. Me indican donde puedo encontrar otros hoteles, y el señor le pide a su hijo que me de su numero de teléfono para que si en mi estancia en la ciudad tuviera algún problema pueda contactar con ellos y ayudarme en lo que necesite. Realmente esto es lo que encontraré en Iran, no me cansaré de repetirlo, personas maravillosas con muy buenas intenciones, algo que nosotros olvidamos hace tiempo y por desgracia nos hace desconfiar.


Desgraciadamente las únicas y pocas personas malcaradas que encontraré en mi estancia en el país estarán tras la recepción de un hotel, algo que aun no logro entender. El internet no funciona y me resulta casi imposible comunicarme con el mundo que dejé en Barcelona, el aire acondicionado es muy ruidoso y todo en un hotel que según el imbécil de recepción es de alta categoría y debería haber pagado 85$.












Por contra hay un “botones” que amablemente me acompaña a una joyería a cambiar dólares y me aconseja donde localizar un restaurante, e incluso tras preguntarme lo que quiero cenar lo apunta en un papel para que se lo entregue al camarero. Como veis el tema del recepcionista es anecdótico.


Mi estomago sigue castigandome ...







La moto duerme en el garaje, que por cierto, además de tirarme refrigerante un par de veces a lo largo del viaje ahora le cuesta engranar la primera. He jugado con la tensión del cable, pero no he solucionado nada. Empiezo a estar preocupado, pero decido dejarlo para mañana, necesito descansar.




HOTEL ALBORZ (QAZVIN) 1.665.000 RIALD (45$)




GASOLINA 150.000 RIALS (3,3€) 15 LITROS.




Saludos y buena ruta!