Pues lo primero de todo es que en vivo me gustó muchísimo más que en fotos o en vídeo.
Me pareció una moto con mucha presencia y personalidad. La vi grande y aparentemente cómoda.
Viéndola parada delante de mi me entraban unas ganas tremendas de montarme y salir a rodar.
Tras arrancarla el comercial aprecia que la moto lleva 20 kilómetros en reserva y me dice que tendré que ponerle gasolina o no la podré probar. -“Ponle 3€. (2 litros) y con eso te sobra” me dijo.
De primeras el sonido del escape ya me gusta, y mucho.
Salgo suave pues la moto aun está fría, pero ya noto que el motor responde bien.
No había llevado nunca una moto con esa relación peso/potencia y no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar... eso era precisamente lo que me llevó a querer probarla.
¿Puede ser divertida y agradable de conducir una moto de casi 200 kilos con depósito lleno y sólo 25 CV?
Vamos a averiguarlo.
Mi primera opción es salir a carretera abierta. Sé que en caminos se defiende bien, pero mi mayor temor en esta moto es que no pueda aguantar el ritmo por carretera que me pide el cuerpo o el que necesito poder llevar en esos dos viajecitos por carretera que caen al año con los colegas.
De momento parece que se defiende, ruedo tranquilamente a 100-110 kmh y no me parece en absoluto que la moto esté agobiada. No percibo vibraciones y a esa velocidad y con esa postura tampoco me molesta la fuerza del viento.
Ahora que nombro la postura: para mi casi perfecta, y digo casi por que me gustaría un manillar más alto y poder echar el culo un poco más hacia atrás. Siento que voy un poco justo de espacio... mi anterior moto fue una GS 1200 Adv y aunque la disfruté poco tiempo me acostumbré rápido a su enormidad.
Sigo en la carretera, mantengo la velocidad, pruebo a hacer un adelantamiento, enrosco el gas y me pongo rápidamente a 130, suficiente para adelantar ese camión que me llena de turbulencias y volver a mi ritmo.
Me desvío en busca de alguna carreterilla ratonera, sucia y bacheada donde poner a prueba la solvencia de las suspensiones y ya de paso adentrarme en algún camino.
Entre curvas la moto se mueve muy bien, algo cabezona, pruebo a ponerme de pie, la postura me gusta, quizás mayor altura en el manillar pero no voy mal (mido 1,74)
Aquí ya noto que va muy justa de freno delantero, necesariamente he de apoyarme en el trasero sin necesidad de estar apurando ni entrando fuerte en las frenadas. Simplemente necesitas tirar de los dos frenos para detener la moto como diría Chicho Lorenzo; “Como Dios manda”
En tercera puedes dejar caer el moto al llegar a la curva y salir dando gas sin una tos, pero en cuarta ya no, al menos al ritmo que yo llevaba.
A la izquierda un camino de tierra con mas agujeros que mi cuenta corriente me llama la atención.
Allá que voy.
Vuelvo a ponerme de pie y vamos sorteando piedras y boquetes, las suspensiones en todo momento han funcionado de maravilla, teniendo en cuenta que voy de paseo, igual que en carretera donde nunca las puse en un aprieto.
El camino gira bruscamente y pretendo derrapar... el abs me lo impide.
La excursión por caminos dura poco, lo suficiente para apreciar que al menos a mi me sobra y me basta con lo que se puede hacer con esta moto.
Vuelvo a la carreterilla sucia y bacheada, me pierdo entre huertas y disfruto como un crío. Por circunstancias personales hace poco más de un año que no monto y ese rodar tranquilo sin saber adonde voy me está dando la vida.
Paro a hacerle unas fotos y por primera vez estoy casi seguro de que me la compraría.
Durante un rato la miro y la escucho, su monocilíndrico con ese escape suena francamente bien.
Qué bien me lo he pasado rodando con ella, al final no es más que eso, no es más que lo que más me gusta hacer, montar en moto.
En el camino de vuelta al concesionario me propongo volver a mayor velocidad, 120/130 mantenidos.
Se puede, pero notas que no, que ahí la moto no va bien y en ese momento vuelvo a plantarme si me la compraría.
Todo lo demás me gusta, postura, estética, sonido, par motor, precio, PERO no estoy seguro de si podría salir a carretera con algo de carga y con 700 kms por delante sabiendo que nos moveremos siempre en cruceros de 100/110 kmh.
Quizás sólo sea cuestión de cambiar el chip.
A decir verdad con mis ultimas motos me encontrado siempre rodando en carretera a velocidades legales, cierto que es que en alguna ruta se ha terciado darle un poco al mango y nos hemos puesto a 140, pero no es la norma.
Como conclusión diré que me enamora el concepto de moto que presenta la Himalayan, puede hacerlo todo pero a su manera.
Pone ante ti una moto que te permitiría llegar al fin del mundo independientemente del camino que elijas.
Ahora hay que decidir si 25CV muy bien puestos, unas suspensiones reguleras y una postura cómoda son suficientes para disfrutar de verdad a los mandos de una moto.
Yo opino que si.
¿Y tú?
¡Saludos!