Dia 67. Sábado 24 junio 2017. Uralsk (Kazajistan) – Samara (Rusia) 275 km.








Hoy dejo Kazajistán para entrar en Rusia. Tengo dos opciones, una es ir dirección oeste hacia Saratov, para dirigirme a continuación a Ucrania y seguir por Centroeuropa hasta llegar a casa. La segunda opción es dirigirme hacia Samara, al norte, para seguir en dirección noroeste hacia Moscú.


Tras dedicar un rato frente al mapa finalmente me decido por esta última, así que por una vez en el viaje dejo pronto el hotel pagando las horas extras que corresponden, pues solo tenía pagadas 12 horas de estancia, lleno el depósito de gasolina y me dirijo sin pérdida de tiempo hacia la frontera.






















Me separan unos 60 km de estepa, que por cierto, cada vez es más verde y esta cultivada con cereal, se acabó la estepa yerma y baldía, esta es agrícola y productiva.





















Sé que me acerco a la “ BORDER ZONE” cuando encuentro una larga cola de camiones que se prolonga hasta lo que al final parece la frontera kazaja, y en la parte rusa otro tanto. Posteriormente comprobaré que suman más de ocho Km de camiones parados unos tras otros frente a las respectivas vallas que separan los dos países. Hoy es sábado, y me da que estarán aquí unos días mas…






















Hay una cola paralela que hacen los turismos, y como veo que no son muchos y no quiero abusar aparco tras ellos. Me indican que se abre la puerta periódicamente y los vehículos entran de dos en dos, así que en menos de 10 minutos me toca el turno.






















Los trámites son rápidos y sencillos en una sola ventanilla, control de pasaporte y papeles de la moto. Posteriormente inspección visual de la moto y su correspondiente equipaje en minuto y medio. De ahí a la de Rusia, a ver si tengo la misma suerte.


















El camino que las comunica no es largo, pero esta igualmente lleno de camiones esperando su turno. La primera impresión al llegar a la nueva frontera es que como en la gran mayoría la conexión entre los países es una porquería. El lado ruso es un medio descampado con la pista de asfalto rota y unas tremendas roderas de barro seco, y os aseguro que no me equivoco si digo que sería complicado pasar en la moto un día de lluvia.
















































Por suerte en Rusia también es ventanilla única donde hago los trámites rápidamente y los militares de turno me dan puerta sin contemplaciones tras confesarles que no llevo conmigo ni armas ni drogas. Y como a mí hay cosas que no me las tienen que decir dos veces, salgo pitando sin mirar para atrás, lamentándome de la situación de los pobres camioneros que esperan su turno.






























Ya estoy en Rusia, la madre patria de los rusos, que son unos cuantos.












Al igual que en la última parte de estepa kazaja aquí los campos están cultivados, todo es más verde, y claro el motivo no puede ser otro que el agua.




































Por cierto, hablando de agua, me toca parar en una especie de parada de autobus a ponerme el impermeable, pues empieza a llover y no dejará de hacerlo en el resto del día y la noche.
















Así que Xino Xano hacia Samara, ciudad a la que llego bajo una lluvia tremenda. Intento dirigirme hacia el centro, pues la ciudad tiene varias cosas que me apetecía visitas esta tarde, como el museo aeroespacial de Samara, donde hay un autentico cohete Soyuz, pero es tal la cantidad de agua que me cae encima que no estoy mucho por la labor de ver nada.






















mas policia












Vamos, realmente no veo nada debido al agua y a las obras que hay en todas las calles y avenidas de la ciudad, que con la lluvia torrencial hacen que agradezca tener montados los neumáticos de tacos en la moto, pues se convierten en verdaderos ríos urbanos y barrizales tremendos.


Finalmente mi nivel de agobio llega a su máximo permitido y decido buscar una salida a la situación, no se ni en que parte de la ciudad estoy, es tarde, estoy empapado, tengo frío y mi paciencia está llegando a su fin. Para colmo aun no he logrado salir de esta zona de más de tres millones de habitantes, que además parece que les ha dado a todos por salir esta tarde con sus coches… pues los atascos son monumentales.


Así que decido buscar la salida de la ciudad, tengo un hotel marcado en el GPS a donde me dirijo, y gracias a la chica de recepción y a su traductor simultaneo finalmente consigo una habitación.






















Puestas mis botas boca abajo para escurrir el agua y tras una ducha caliente salgo bajo la lluvia en busca de un cajero que me dé efectivo, pues en la frontera no he cambiado moneda y estoy sin un solo rublo.
Toda la zona esta de obras, sigue lloviendo y la verdad es que no es precisamente una zona residencial, por lo que no hay mucho donde elegir.
















Me dirijo a lo que me han dicho que es un restaurante, pero al entrar tienen montada una cena privada con espectáculo musical y baile y no saben qué hacer conmigo. Finalmente se apiadan de mí y me dan una mesa donde de nuevo gracias a su interés y a San google translator logro llenar el estomago mientras disfruto de espectáculo en vivo.










Una vez de vuelta al hotel me relajo calentito en la habitación, pero en una de las miradas por la ventana descubro mi tenere en el suelo. Como la calle trasera donde he aparcado esta tambien de obras he dejado en un lado, pero el suelo ha cedido cayendo la moto a una zanja y necesito cuatro pares de brazos mas para poder sacarla de ahí.










Tengo una base de pata de cabra más ancha, pero no es práctica, pues si la superficie no es blanda la moto queda en una posición muy vertical, así que ando todo el viaje montando y desmontando según las necesidades, y por supuesto ahora estaba en el bolsillo de la chaqueta.










El resultado final ha sido el manillar torcido y la pantalla rota, vamos, un triunfo después de todo por lo que había pasado durante el viaje sin casi un rasguño.






GASTOS:




HOTEL 2200 RUBLOS (23€)




GASOLINA 1800 TENGE (5€) 11.5 LITROS




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