Todo el mundo conoce la anécdota humorística de aquellos dos setalaris (seteros) que andando en faena vieron brillar un Rolex.. Seguro que muchos recordareis también a aquellas gentes que solían aparecer periódicamente por los foros, y que en menos que cantaba un gallo terminaban revolviendo el ambiente y montando unas trifulcas de cuidado, gentes aquellas a quienes algunos llegaron a identificar como alumnos de una escuela de psicología ubicada al otro lado del charco. He mencionado a ambos, y añadiré el reciente comentario que días atrás subió un compañero indicando que no había entrado al foro durante un tiempo y a su regreso las cosas seguían tal como las dejó.

A todos nos ha pasado, a mi el primero, lo reconozco, eso de introducirte en un apartado o tema y terminar saliendo por otros derroteros, aunque para estas alturas llega a sorprenderme, e incluso diría desagradar, el encontrar media docena larga de entradas y sus consiguiente respuestas en relación al reglaje apropiado de las suspensión delantera de una Vstrom 1000, si andas pensando rebajar segundos en las tournantes del Stelvio atajando por los arcenes... cuando el titulo del tema o apartado concreto corresponde al de la futura Multistrada 900 enduro. Asi mismo el leer opiniones de gentes que sea por acaloramiento, necesidad de explayarse, o simplemente porque no se molestan o han molestado en leer los comentarios previos, tratando de hacernos comulgar al resto con sus ruedas de molino; llegando en ellos incluso a sobrepasan esa sutil raya entre la chanza o puyas amistosas para alcanzar el ratio de ofensa y/o descalificación generalizada. Aun recuerdo las discusiones políticas con mi difunto padre en época de la transición, las cuales conseguía a ultimar tras rebatirle con: Tu crees que nosotros creemos.

Afortunadamente bien sabemos que esto hechos son fácilmente subsanables con un poco de buena intención por parte de todos.