Cita Iniciado por Nano St. Ver mensaje
Si.. es mejor separarse. Parece ser, que si lo ves inminente, lo mejor es agacharse con los pies juntos, por el tema de las corrientes de superficie.
Tampoco hay que estar en las entradas de las casas, cobertizos, cuevas. No estar cerca de ganado ni cursos de agua. Tampoco ducharse ni hablar por teléfono (si es de cobre la línea ) Hay gente que le ha pegado en la ducha y con el teléfono. El coche es el lugar más seguro si te pilla fuera.

Una vez me pillo en una cresta de una montaña, mientras comenzaba a granizar. Empecé a oir un zumbido muy fuerte detrás mío. Lo primero que pensé fue que había una línea eléctrica de alta tensión en mal estado, haciendo arco en los aisladores. Ya sabes... ese zumbido ZZZZZ a lo bestia. Luego me dí cuenta de que no había ninguna línea de electricidad y lo que zumbaban eran mis bastones de trekking, que llevaba en la mochila, con las puntas hacia arriba. Nunca me quité la mochila tan rápido y eché a correr pabajo, buscando un sitio más bajo . Subí media hora más tarde a por ella jajaja. Si te pilla en la pared escalando es angustioso de cojones, pues no puedes soltar toda la chatarra metálica que llevas y como te dé por pensar que el próximo es el que te va a freir, pasas un rato bien majo.

Si esta la situación chunga y te pones en cuclillas yo creo que ya directamente te cagas, además aumentas el riesgo de que una corriente de superficie te entre directamente por el ojete....

Fuera de coñas. Yo no he pasado mas miedo en mi vida como una vez subiendo un puerto con la bici en una tormenta de verano, de esas que te empiezan a caer gotas enormes y heladas y empiezan a caer rayos a tu alrededor, el más cercano yo creo que no andaría a mucho más de 50 metros, muchos caian cerca pero no tanto, entre 100 y 300 metros. Todo el aire impregnado de electricidad. Acojonado, acojonado. No había arboles cerca, los rayos caían directamente al suelo. Yo entonces tena veintitantos y por supuesto eso de dejar la bici y tumbarme en el suelo ni se me pasaba por la cabeza, dudaba entre seguir para arriba o dar media vuelta y tirar para abajo a toda ostia. Como los dos amigos iban adelantados pues apreté los dientes y para arriba. Luego descenso loco por el otro lado del monte y cuando nos juntamos todos estábamos igual de cagados.