Hay que darse una alegría de vez en cuando, una salidita eleva el ánimo para seguir luchando y calma la sed de aventura, de descubrir, de recorrer espacios naturales, en fin, de ir en moto por el campo.
Eso es, que las ganas nunca se pierdan, que siempre esté ese gusanillo que despierte el ánimo de salir a dar una ojeada a ver como está el mundo ahí fuera, para empaparse de buenas imágenes que hagan la pena el esfuerzo y disfrute de ir en moto.
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