La espantada del insolidario que iba en moto (no se le puede llamar motard) se puede entender si iba equipado conjuntadamente
y con las botas relucientes...
También tuviste suerte que llegasen antes los cazadores que sus perros

Es fácil comprender como el desconcierto inicial se transformó en angustia, sin duda un mal trago. Pero con final feliz.
Moraleja, a veces recibes mas ayuda de quien menos lo esperas.