El primer año debe ser una debacle, con la inmensa información que tienes que asumir a cada momento del día, la ayuda externa es esencial y para eso está Martin Solana que les va guiar cuando hayan acabado la etapa, pero entre salida y llegada, hay mucha tela que cortar y el entrenamiento tiene que ser lo más exhaustivo a lo que es la carrera, así que se impone unos buenos días en Marruecos, aunque todo esto no es seguridad de nada, sabido es, que el Dakar es un matagigantes.