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Veterano mototrailero
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Tras asegurar la pata de cabra, monto mi refugio a sotavento de la Transalp. Sujeto con las gomas del pulpo el iglú a la TA. Por una vez el peso de la moto es de agradecer.


Puesta de sol guapa, bocata de jamón, chocolate y al saco.



Una noche loca...por la ventolera y por dormir poco. Por tanto nos alegramos que amanezca.

Mientras desmontaba la tienda, una parejita de una furgoneta cercana me invitó a café. Gente maja hay en todos los lados. Reemprendemos ruta por la pista costera.


Nos despedimos de cabo Vilán y después de pasar por Camariñas pisamos pista cerca del océano un buen rato.




La playa del Lago. Una y otro, cautivan a cualquiera.


Muxía es un hervidero de peregrinos y visitantes. Acostumbrados a parajes, carreteras y pistas de gran soledad, nos sentimos raros entre tanto congénere.

Volvemos a estar a nuestras anchas frente al arenal de Lourido. Y eso que hay un nuevo parador de turismo pero armoniosamente integrado en la falda de la montaña.


Mención especial para la Transalp. Ahora se fabrican motos mejores, sin duda. Pero esta transmite una fiabilidad que las nuevas todavía tienen que demostrar. Y así, por roderas entre gramíneas divisamos el cabo Touriñan, el autentico Finis Terrae.


Al final de una península de 2 km por 250 m de ancho llegamos al punto nacional mas occidental. La aparente modestia de sus faros de 200 y 60 años no merma la singularidad de este lugar, bastante mas al oeste que el tradicional Finisterre.


Está muy sosegado el mar en este día. Dos veces al año el ocaso solar de toda Europa sucede aquí.


Volvemos a pasar por el istmo de Touriñan, ahora en sentido inverso y el manillar apunta a la aldea de Lires. Allí en la Terraza las puestas de sol son un espectáculo con muchos espectadores. Pero a esta hora, después de dos días sin hacerlo merecemos comer sentados en una mesa.



Tras un aromático café para la moto y camino a casa. Pero antes un par de paradas. Una sobre un Finisterre atiborrado de personas. Cualquiera les dice que la tradición es falsa y el final de la tierra está mas arriba, en Touriñan.



La otra parada es en Ézaro. La cascada que cae directamente al mar (estrictamente a una ensenada) baja muy mermada, pero las vistas valen la pena.



Ahora le toca a la moto dar unas seiscientas mil vueltas de cigüeñal para regresar que ya se echa de menos a los de casa.
Hasta otra.

Última edición por Carlos75; 11/10/2021 a las 09:56
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