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Nada más ver un par de imágenes de un paso espectacular de la TET por el norte de León, tuvimos claro que por allí rodaríamos en cuanto se presentase la ocasión.
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Con dos días de off por delante, confluyeron en Páramo del Síl la Husqvarna de Rodrigo junto con la Teneré de Manu y la italo-japonesa de quien relata.
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Saludos de rigor y allí mismo nos echamos al monte con una parada para charlar con un ciclista.
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Antes de llegar a una aldea que estuvo abandonada visitamos su puesto de cobertura digital, luego desaparecerá cualquier señal digital.
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Llegamos a Primout. Unos estudios proponen que este curioso topónimo se debe a la presencia de sus primeros pobladores en el siglo XII que eran unos monjes ingleses originarios de Plymouth,..
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Sobre 1975 quedo despoblado y en los 90 fue ocupado por decenas de hippies. La comuna finalizó cuando algunos de los antiguos propietarios o herederos quisieron reconstruir algunas casas. Desde luego, un día soleado de otoño, el paraje es muy gustoso.
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Volvemos a subir laderas para disfrutar el refugio y vistas de la Campona. Disfrutamos unos momentos del lugar y después otra vez del trail.
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Cuando el placer de rodar es grande uno se olvida de todo. Sin embargo, el reloj biológico indica que es hora de repostar. El refugio de Pedrosillo nos ofrece su mobiliario...y sus esplendidas vistas.
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Con Rodrigo ya había rodado y conocía sus habilidades, pero Manu me sorprendió con su soltura sobre una moto de doscientos y pico kilos.
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El Catoute es el pico más alto (2117m) de esta aislada zona. Muy abajo se divisa Urdiales de Colinas, pueblo sin habitantes permanentes al cual descenderemos.
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Un largo y entretenido descenso que también pasa cerca de otro refugio nos deja en la entrada de Urdiales. Salvo tres casas y la iglesia, la aldea es una ruina.
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Hasta de su “club” ( motoclub, mal pensados), solo queda la fachada.
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En todo el viaje hemos abierto y cerrado una veintena de portones ganaderos. Alguna estaba señalizada como esta, Camino de Montes de la Ermita, otrora pueblo sin habitantes.
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Después de visitarlo y tras muchas horas de pistas volvemos al asfalto. Además, en uno de los pueblos con el nombre más largo de la península...y con alguna oferta motera.
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Una decena de kilómetros por el Camino Olvidado de Santiago nos acercan a Igueña. Dormiremos en su moderno albergue y antes tocará cenar en el restaurante La Playa, a unos 300 kms del mar ¿?
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