Supongo que igual que con los coches harán con las motos. Ojo.

http://www.larazon.es/noticias/noti_mad76716.htm

«Dame dinero y te cuido el coche»

Una banda de jóvenes, dos de sus integrantes de 10 ó 11 años, piden dinero para «cuidar» de los vehículos que aparcan junto al Vicente Calderón. Los conductores que no pagan se encuentran sus vehículos con las lunas rotas y desvalijados

Cobran por «cuidar» de los coches que aparcan en «su» descampado, junto al estadio Vicente Calderón. El que no paga, como el denunciante con el que se ha puesto en contacto LA RAZÓN, descubre su coche totalmente desvalijado.


Javier Rodríguez


Varios jóvenes acechan a los conductores y les piden su «impuesto». La Policía Municipal parece no prestar excesiva atención a este tipo de actividades: «Esto es lo normal, ¿es que no lo sabías?», le dijo un agente a un «colchonero» al que le acababan de desvalijar el coche


Madrid- Los parquímetros todavía no han llegado hasta allí. Por ello, una banda de adolescentes se ha arrogado la facultad de «multar» a todo aquel que aparca su vehículo en un descampado próximo al estadio Vicente Calderón. Sus integrantes son un grupo de jóvenes que emplean a menores de 10 ó 11 años como improvisados «vigilantes de su zona SER».

Los pequeños son los encargados de cerciorarse de que todo el que allí aparca «saca su ticket», pero eso sí, sin resguardo de por medio. Piden unas monedas a cambio de vigilar el coche durante el transcurso del partido, y si no las obtienen, cuando el propietario está cómodamente sentado disfrutando del espectáculo, se cobran la «multa» en forma de especias. O lo que es lo mismo, revientan una o varias de las lunas y, si hay algo de valor en la guantera, se lo llevan sin titubear.
La mayoría de las personas acceden a dar un poco de suelto a los niños para evitar males mayores, pero los que no pasan por el aro al final acaban por arrepentirse.

Este periódico se puso en contacto con una de las víctimas –que prefiere no identificarse– a la que, independientemente de lo que le costó la reparación del cristal roto, le sustrajeron de su coche objetos valorados en casi 700 euros. El pasado día siete se desplazó junto a sus amigos hasta el feudo rojiblanco para presenciar el encuentro España-Serbia. En total ocupaban cuatro vehículos y, como es lógico, tuvieron que dar muchas vueltas hasta encontrar aparcamiento. Encontraron un descampado, situado en la calle Antonio Leyva.
Como muchos otros aficionados, decidieron estacionar allí su vehículo: «Era un descampado con dos entradas, había muchos camiones aparcados y otros turismos.
En el acceso que elegimos había cuatro o cinco chavales de entre 17 y 20 años y dos de unos 10 ó 11. Los dos pequeños se fueron detrás de nosotros para ver dónde aparcábamos. Cuando nos bajamos, uno de ellos me pidió dinero por cuidarme el coche. Yo le contesté que el coche se cuidaba solo y, sin ponerme mala cara, se dirigió a mi amigo, que acababa también de aparcar y también le pidió lo mismo. Él se sacó un euro o dos que llevaba en el bolsillo y se lo dio. Se tiraban a todo el que allí aparcaba», afirma. Los otros dos conductores, desconfiando de que los pequeños fueran algo más que simples «gorrillas», prefirieron arrancar, llevarse de allí sus coches, y seguir dando vueltas.

«Cuando íbamos ya de camino al estadio vimos a los mayores rondando por allí y cómo los pequeños les hacían gestos con la cabeza señalando mi coche. Pese a todo, no le di importancia porque nunca he pagado y jamás me había pasado nada por el estilo», asegura.
«Cuando acabó el partido y llegamos al coche, nos encontramos la ventanilla del conductor destrozada y todo el interior revuelto. El coche de mi amigo, el que había pagado, estaba intacto. Se habían llevado una gafas de sol, la radio, un cargador de CD’s, un estuche con música y un monedero con unos diez euros. Junto al mio vimos también otro coche con una de las lunas rotas», afirma el denunciante.
«Cogí el móvil para llamar a la Policía, y en ese momento apareció un coche de la Policía Municipal. Lo paramos y contamos a los agentes lo que había pasado. En vez de darnos una solución, uno de ellos incluso insinuó que la culpa había sido mía: “No es la primera vez que pasa, esto es lo normal, ¿es que no lo sabías”. La única respuesta que me dieron es que fuera a la comisaría de Carabanchel a denunciarlo».
Eso es lo que hizo, y allí se encontró con más personas que habían ido al partido y que no habían pagado a los gorrillas: «Cuando llegó mi turno, uno de los agentes le dijo al que me estaba atendiendo que ya “era el cuarto” que había ido a denunciar lo mismo. Le pregunté que si podría recuperar lo que me robaron y me dijeron que me olvidara del asunto».

LA RAZÓN se puso en contacto con la Jefatura Superior de Policía de Madrid para conocer el número de denuncias relacionadas con el asunto y recabar algún tipo de dato sobre la actividad de este grupo los días de partido, pero no pudieron precisar ninguno de los extremos.