El sábado amanece nublado, pero por suerte no nos lloverá. La diferencia de moto y conducción no es problema. Cada uno a su ritmo y nos esperamos en los cruces.
Apenas dos kms. de tierra, y encontramos a unos excursionistas. Ellos, debido al sonido (que no ruido con escapes legales) y a las luces, ya están alerta. Reduzco velocidad y saludo con la mano, dejando claro que les hemos visto. -¡Buenos días, somos dos!-. -¡Buenos días! nos contestan.
Una larga bajada, cuatro mountain-bike a mitad de subida, una bici en el suelo. -¡Hola, si las necesitáis, llevo herramientas!- digo al parar. Sólo están descansando. Mientras uno interroga a Ernesto sobre sus neumáticos (tiene una A-T), yo le explico a otro como llegar a Náquera.
Otra subida, otros tres MTB en pleno esfuerzo. -¡Hola, somos dos!- les digo al rebasarlos. Creo que entienden que no les pasaremos de malos modos, llenándolos de polvo y piedras.
En otro lugar poco concurrido, cuatro enduro están iniciando una trialera. Ernesto alucina: -No me imaginaba que se pudiera subir por ahí-. Uno de ellos se atasca, levantando algo de tierra. Por supuesto, no afecta ni a animales ni a plantas. El daño que producen no puede compararse con los faraónicos desmontes para el AVE… Todo sea por el bien común.
El almuerzo en Gátova, bello pueblo en medio de la montaña, demuestra quien transita por la zona. Bicicletas de carretera y montaña, motos de asfalto y campo, excursionistas, algún TT…. Hacemos algún comentario con ellos. Vivimos igual la naturaleza, solo que desde diferentes puntos de vista….
De nuevo en pista, llegamos a un magnífico mirador, donde se ve toda la comarca del Camp del Túria. Impresionante. Es una zona de repoblación protegida, y salimos como llegamos, despacio y sin hacer mucho ruido.
Nos separamos, Ernesto continua por asfalto hasta Valencia, yo continuo por tierra. En una pista de unos dos metros de ancho, me encuentro dos caballos con sus jinetes. Uno de los animales se muestra nervioso ante mi presencia. Paro a un lado, y apago el motor. Al cruzarnos, nos saludamos con la mano.
Mientras me ducho, pienso en los 80kms. de tierra que he hecho. En algún sitio lento, en otros rápido, en otros quizá demasiado rápido. Pero, sobre todo, ha primado el respeto a los demás usuarios y al entorno. Y me pregunto porqué quieren que me sienta como un delincuente, porqué ese nerviosismo pensando en denuncias, cuando NO HE HECHO NADA MALO. Espero que los políticos de turno lo acaben entendiendo como yo, y nos dejen rodar en paz, disfrutando de la naturaleza. Como los demás.