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Ya lleva tacos
Trail de Bilbao a León: por el tren de La Robla
Introducción:
A principios de agosto, Brújula propuso en el foro de Salidas y Quedadas una idea original sin duda: intentar ir por pistas desde Bilbao a León, siguiendo en lo posible el itinerario más cercano a las vías del tren de La Robla, muy conocido en la zona norte del país, vieja gloria histórica venida a menos, y con fama de lento...
En un fin de semana sólo encima, acampando en donde se pudiera el sábado.
Para hacer tantos kilómetros por pistas, no sabíamos si sería posible llegar, pero por probar...
A unos cuantos nos gustó la idea, aunque al final sólo pudimos coincidir Brújula y yo.
Como las fotos las hicimos con mi cámara, Brújula me ha pasado el texto de la crónica para que yo le añada las fotos, y poco más puedo añadir yo a su completa crónica, que empieza así:
Habíamos quedado Travesero y yo a las 9:00h del sábado en la gasolinera de Alonsótegui. De ahí unos cuantos kilómetros de carretera hasta El Berrón donde comenzamos el traileo.
Para mi esta primera parte era conocida, pero hacía ya cuatro años que habíamos pasado mi mujer y yo en moto con maletas y todo lo necesario para ir de camping.
El caso es que el camino había empeorado mucho, tenía infinidad de pedrolos sueltos, yo llegue al alto con los brazos bastante cansados. A Travesero le veía más fresco.
Nota de Travesero: fijaros qué campeón el Brújula, que 4 años después aún se acordaba del camino! Y ya, ya, fresco yo, con el fin de semana que creo que fue el más caluroso de todo el verano, menuda sudada, y encima iba pensando que si eso era lo fácil, que lo había hecho él con la mujer, maletas y demás, ¡cómo sería lo complicado...!
Aquí veis a Brújula sujetando bien la tienda de campaña, que con tanto pedrolo como dice él casi la perdemos a la primera de cambio! Por suerte la pillamos a tiempo cuando ya se escurría al suelo!

Luego tocaba atravesar el Valle de Mena entrando desde Medianas y saliendo por el Santuario de Cantonad y Lezana de Mena.
Cogimos varias veces caminos erróneos pero en general, no nos importo porque recorrimos bonitos senderos. Sobre, todo el final, subimos a Bercedo pasando por el alto del Cabrio por un hayedo bastante cerrado.

Para entonces ya habíamos traileado por encinares cantábricos, robledales, hayales y pastos. Por suelo fácil y por pedrolos que se movían al sitio por el que querías pasar.
Lo mejor de todo, yo había comprobado que Travesero no me miraba mal cuando en “algún” camino había que dar la vuelta.
Nota de Travesero: y es que Brújula hace honor a su nick, de verdad que se orienta muy bien, y llevaba sus no sé si 8 o 10 mapas del ejército con la ruta teórica sobre el papel bien marcadita en fosforito, en su bolsa sobredepósito, controlando a menudo el camino.
¡Qué le vamos a hacer si los muy bellacos no han actualizado los mapas!
Para entonces ya habíamos hablado varias veces con Ata, para ver si venía o no. Al final no pudo ser.
Nota de Travesero: Ata, no sé qué pasó al final con la family, pero nos debes una excursión, bandido!
Al poco de pasar por Bercedo, ví un cable atravesando el camino, pensé en algún caso desgraciado, me puse nervioso, y no se cómo aparecí en el suelo con la moto sobre mi pierna izquierda flexionada. Todo esto en dos décimas de segundo. No ha sido nada, una simple cuerda, que además rompí con la moto.

Travesero puso cara de poker cuando le dije que me mareaba, que igual me desmayaba y la incertidumbre de si no me dolía la rodilla por estar en caliente o porque realmente no era nada.
Nota de Travesero: a ver qué cara pondríais vosotros, si en esas os dicen: “Oye, si me desmayo tranquilo, que no pasa nada”, ¡¡ahí, en mitad del monte!!
Con un poquito de esfuerzo levantamos la moto y pensé en la 11º de las 69 directrices del trailero ( de una tal Ana Pérez en el número 13 de la revista moteros). Travesero con criterio de hombre maduro, o sea, con CRITERIO dice que nos acerquemos a Espinosa por carretera y comamos tranquilos, después veremos el alcance de la posible lesión. Bien decidido. Comimos y nos olvidamos de la rodilla.
Después las pistas comenzaron a ir por lugares un poco más abiertos, dominamos un poco más de paisaje.
Cerca de Ojo Guareña, en una vuelta atrás de las muchas que hicimos, Travesero “decidió” copiarme y quedarse él debajo de la moto. Esta vez lo que quedó maltrecho fue la maneta de freno de la DR. “Pero que más da, si así, más corta, se aprieta bien, total solo uso dos dedos.” O algo así dijo el piloto de la susodicha (que me corrija si me equivoco).
Nota de Travesero: a las 3 de la tarde, con más de 40 grados al sol, creo que se me fundieron los plomos, mareos tenía y todo, hubo que parar en un bar a rehidratarse y pillar algo de sombra...
Tras esto fuimos a visitar una de esas grandes obras del franquismo hechas por las manos de los perdedores. El túnel de la Engaña (7 kms. de largo nada menos).

El proyecto de un tren cantábrico-mediterráneo que se quedó en un proyecto. Pero este túnel y otros pocos más ahí están.
Y llegamos al embalse del Ebro. Al pobre al poco de nacer, ya le frenamos el viaje al Mediterráneo.

Paramos a comer un helado en Virtus. Quien nos dio los helados nos miraba y nos preguntaba algo así como por dónde íbamos. La diferencia entre nosotros y los dueños de las otras motos que había fuera que parecían salidos del concesionario para ir a algún circuito de velocidad, (que no conozco) por esa zona, era… total, entonces nos advierte que tengamos cuidado de cerrar todas las puertas que pasemos, para que no se mosqueen los ganaderos. Él se gana la vida con rutas off road en moto por la zona. ¡Qué casualidad!.

Desde ahí a Santa Gadea, una pocas pistas, una charca muy bucólica y ya no pudimos hacer casi nada de caminos hasta Aguilar de Campoo donde decidimos pasar la noche. Mucha pista asfaltada que no aparece en los mapas de carreteras y caminos que aparecen en los mapas del ejército, pero que a saber cuándo se revisaron por última vez.
A estas alturas el objetivo de llegar a León era evidentemente imposible. Pero algún día lo haremos, seguro.
Nota de Travesero: Lo lograremos, Brújula, ¡tarde o temprano cae!
En Aguilar de Campoo llenamos los tanques de gasolina, revisamos las presiones de las ruedas que habíamos dejado a ojo, o sea, muy bajas. Y nos fuimos al camping dando un paseo por el embalse.
En el camping nos llevaron a la otra punta. Decía Travesero por las pintas o por ser moteros igual no se fiaban de nuestra urbanidad.
Cenamos en el camping y a oscuras salimos a pasear por la carretera. Al fondo se percibían unas luces y mucho ruido. Travesero, que es un valiente, me animó para ver qué era aquello. Pues nada menos, que un chiringuito con una actuación de unos tíos nada normales (no como nosotros) bailando break dance! Estuvimos alucinando un buen rato con las filigranas que hacían, nosotros nos hubiéramos roto más de tres huesos y dos ligamentos.
Nota de Travesero: ¡yo también aluciné de lo baratas que salían las cervezas ahí!
El domingo nos despertamos con una cancioncilla del móvil de Travesero, desayunamos en el bar del camping, revisamos líquidos y a trailear.
Los kilómetros pasaban más fácilmente que el día anterior. Rodamos mucho en paralelo, cada uno por una rodera. Así no nos molestábamos con el polvo.
Nota de Travesero:Aquí veis a Brújula en una de las muchas ocasiones que cruzábamos las vías del tren de la Robla. Hay que decir que como la mayoría de los pasos son sin barreras, a veces al cruzar sin buena visibilidad, acojonaba un poquillo, que aunque el tren no venga muy rápido, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se sabe el camino...

Pasamos pequeños bosque de pinos al principio, luego traileamos por trigales.
Nota de Travesero: Casi literal, lo de los trigales, sobre todo cuando en el mapa pone que hay pista y no vemos más que trigo delante, así que media vuelta y a buscar otra pista...

Esta vez si dominábamos un paisaje más amplio y la velocidad media era el doble que en los caminos del primer día.
Nota de Travesero: Y por fin vimos el tren, parado, en una estación cerca de Cervera de Pisuerga. Foto de recuerdo que bien resume el viaje ;-)

Nos acercamos hasta el Pisuerga

y en la pista que lo sigue nos tuvimos que separar. Era muy ancha pero muy bacheado y teníamos que corregir la trayectoria continuamente. O sea que, a dejar tierra entre Travesero y yo.
Dejamos el Pisuerga en una zona algo montañosa y aquí toco de nuevo rectificar varias veces y echar marcha atrás.
Volvimos al Pisuerga un rato y al alejarnos de nuevo nos volvimos a equivocar de camino. Esta vez la desorientación si fue hermosa. Pensábamos que teníamos las vías del tren hacía el sur y nos alejábamos de ellas.
Los últimos tramos hasta Guardo fueron fáciles, en paralelo aunque con algún sustito en la rodera.
Desde aquí se divisaban los montes de las Fuentes Carrionas. Travesero identifico un par de ellos y ya comiendo en un parque de Guardo, fantaseó con la posibilidad de unir esos montes con sus queridos montes de Europa traileando. ¿Por qué la gente no es normal como yo? ¡Qué cosas más raras se les ocurre a algunos!.
Al terminar de comer tocaba la vuelta.
Nota de Travesero: dudamos si intentar llegar a León, que ya parecía rápida la cosa, pero luego tocaría volvernos por carretera a toda prisa por falta de tiempo, o ir volviendo ya pero por pistas. ¡Ganaron las pistas! León, a la próxima llegamos!
Desandamos todo el camino hecho hasta entonces con los cruces grabados en el disco duro de un menda, (Nota de Travesero: vaya memoria que tiene, una Brújula de verdad es este hombre!) donde yo dudaba estaban los ojos de indio de Travesero buscando nuestras huellas mañaneras ¡Menudo equipo!
Volvimos a repetir los tramos que más nos habían gustado para ir a Aguilar de Campoo a llenar los depósitos de gasolina.
Allí Travesero dio su escueto y certero consejo y una pareja que no les arrancaba su Diversión. Dijo: “Prueba con el starter” y la moto por fin arrancó. Pues habían incluso desmontado las bujías. Intuición indio-trailera de Travesero.
Recorrimos caminos nuevos hasta Mataporquera y luego… embalse del Ebro, ya se veía a lo lejos acercarse la tormenta,

Chaparrón que nos pilla y se aprovecha para la merienda en Arija,

bellos paramos bajo La Muela, corzos y alimoches


y de nuevo Mena por el hayedo del Cabrio y carretera a casa. Los últimos kilómetros en caravana y charlando. Eran las diez de la noche.
No me disculpo, no he resumido. Cada detalle, cada momento lo viví con intensidad y mucha diversión. A pesar de todo algo se me habrá quedado en el teclado o en el tintero.
GRACIAS TRAVESERO, HA SIDO UN PLACER TRAILEAR CONTIGO.
Nota de Travesero: Lo mismo digo, Brújula, me lo pasé como un enano!
Creo que más de 600 kms. nos salieron. ¿70 % pistas?¿?Pues para estas locuras y otras que se te ocurran, cuenta conmigo! 
FIN
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