Mis primeros recuerdos son muy vagos. Siento frio y hambre y busco espacio entre varios como yo para poder alimentarme. No veo y a veces mis hermanos me muerden; pero no pasa nada, es sin querer. Como podemos, nos vamos turnando y al fin todos quedamos saciados; aunque la verdad, cuando esto pasaba, era tan pequeño, que no era consciente de ello.
El tiempo pasa muy rápido.
Ya somos cachorrotes. Ayer, jugando con mis hermanos, he llegado antes que ellos a mamá y le regalé una fantástica bolsa que sabía a fritanga. Soy muy feliz y mi mamá me ha lamido el lomo una vez más. Ahora, vuelvo a jugar con mis hermanos.
Vino un señor y cogió a tres de nosotros; yo me escapé, tuve miedo y quedé mirando desde detrás del matorral.
Se los metió en un saco y marchó con ellos hacia el río. No volví a ver a mis hermanos. Seguro que están en el prado de al otro lado, que es más verde. Vaya suerte.
Coño! Como pasa el tiempo! Ya peso 45 kilos. No es mucho para ser un mastín... pero los que andan sobre dos patas me rehuyen. Debe ser que no me conocen, y es una pena porque me gusta hacer nuevos amigos. Deber ser que son muy tímidos.
Esta tarde ha sido muy triste. Un bípedo ha pegado a mi madre con un palo, y al ir a ver lo que pasaba, me ha pegado también a mi. Como no entiendo muy bien lo que pasa, me aparto, aunque haya podido triturar limpiamente la mano de quien me pega, pero bueno... un par de golpes se aguantan bien, no quiero hacer daño a nadie. Mañana será otro día.
Un tirón del collar me despierta. Me meten dentro de un Land Rover. Guay!, vamos de excursión...
El trayecto es corto. Enseguida me sueltan en un hermoso paisaje. Está lleno de árboles, vacas y tengo el rio cerca. Soy feliz.
Ya llevo aquí ocho días y nadie me viene a ver. Tengo hambre, me aburro, y a veces, por las noches, vienen varios lobos a intentar hincar el diente a los hijos más pequeños de las vacas. Por defenderlos, tengo varias dentelladas en el costado. Ahora os tengo que dejar, que empezó a llover y tengo frío; buscaré un sitio para dormir sin mojarme mucho.
Después de trece días solo, al fin aparece el Land Rover. ¡Que bien! ¡Me vienen a buscar!
Por desgracia, no me hacen ni puto caso. Los que andan sobre dos patas hablan entre ellos y ni me miran. Antes de marcharse, sacan de una bolsa de cartón muy grande unas cosas secas que ponen cerca de mi. Parece que se pueden comer... a falta de otra cosa... pero me da mucha sed. Y no me han puesto agua.
Se van sin decirme nada.
Esta noche vuelve a llover, y me duele la barriga. Tengo miedo y frio. Pero seguro que mañana vuelven a por mi para llevarme con mamá y mis hermanos.
No estoy muy seguro de cuánto tiempo pasó. Pero me veo muy grande. Está claro que se les estropeó el coche y no pueden venir a buscarme. Seguiremos esperando. Por cierto, que mal saben los topos.
Yujuuuuuu! Ya me recogieron. Sabía que no podía faltar mucho! Fantástico!
Me meten en el Land Rover y vamos de excursión. Yepaaaaaaa... !
Pero el viaje no dura mucho. Llegamos a una casa muy bonita, y me ponen una cadena que me aprieta alrededor del cuello. ¿Por qué?
Estoy muy triste. No puedo pasear y el collar me hace daño. ¿Dónde está mi familia?
Al final, todo llega. Por fin me han soltado. Pero no conozco a nadie. El campo ya no es verde, el suelo es de color negro y muy duro. Huele muy raro. Y hay muchos Land Rover que corren una barbaridad.
Intento buscar el camino a casa, y a lo lejos veo el Land Rover. Seguro que me llevará a casa. Yupiiiii...
Me asusto mucho cuando veo que no para cuando me ve. Siento un terrible dolor. ¿Ese chasquido? No me puedo mover. Me cuesta respirar. Tal vez no vuelva a ver a mamá ni a mis hermanos. ¿Por qué no paró el Land Rover?
Se acerca una señora y me tapa con su chaqueta. Ya no me duele nada y le lamo las manos. La señora está llorando. Pobre mujer, le estoy dando un disgusto.
Ahora os voy a dejar... tengo mucho sueño...
"Rocky"
--------------------------
Perdón por el tocho que me inventé, pero de vez en cuando hay que acordarse del mejor amigo del hombre.
Vsssss,
Chus.