madre mía, que ilusión... me he acordado de cuando mis padres me llebaron al concesionarío ha recoger aquella flamante y preciosa aprilia, a pesar de que le tenían pánico a las motos. de lo nervioso que me puse se me calo más de treinta veces en dos calles y al final tuve que llevarla empujando...valla momento. seguro que el chaval no lo olvidará y valorará el esfuerzo que habeis hecho