Llamadlo marketing, pero casi todo el mundo quiere tener un producto estrella, aunque sea a pérdida, como hace Volkswagen con el Bugatti Veyron. En el caso de la AT, perfectamente puede ser lo mismo. A Honda, que ha vivido muchos años del mito de las AT o las VFR le compensa sobradamente sacar un producto de este tipo y tumbarse otros veinte años a dormir en los laureles.